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José Antonio Bermúdez de Castro, nuevo vicepresidente del Congreso de los Diputados por el PP. Archivo
Bermúdez de Castro: «El PNV siempre apoyó la gobernabilidad que lidera el partido más votado»

Bermúdez de Castro: «El PNV siempre apoyó la gobernabilidad que lidera el partido más votado»

Feijóo le propuso para el cargo de vicepresidente del Congreso y él se muestra orgulloso

Marino Hernández

Salamanca

Lunes, 28 de agosto 2023, 09:23

José Antonio Bermúdez de Castro (León, 1959), experimentado político que ha representado a Salamanca en el Congreso de los Diputados desde 1996, acaba de ser nombrado vicepresidente del Congreso de los Diputados. Llega en un momento complicado para la Democracia y para la unidad de España.

¿Más responsabilidad u orgullo de ostentar tan importante cargo?

-Desde luego más responsabilidad. Yo agradezco muchísimo la confianza que ha depositado el presidente Feijóo y mis compañeros del Congreso en mí. Agradezco también sus generosas palabras que me dedicó a la hora de justificar su propuesta ante mis compañeros. Y a partir de ahí lo que voy a intentar es aportar mi experiencia, el conocimiento de las normas que rigen el funcionamiento del Congreso e intentaré cumplir mi función desde la responsabilidad lo mejor posible, porque yo creo que es lo que define los momentos que estamos viviendo. Ejercer esa función desde la responsabilidad.

¿Cómo se entera de que Feijóo le va a proponer para la vicepresidencia?

-Pues me propuso unos minutos antes de iniciarse la sesión conjunta del Congreso y el Senado, que fue donde. Unos minutos antes me llamó por teléfono, me citó en su despacho del Congreso y me dijo que si me parecía bien me iba a proponer para formar parte de la mesa ya que entendía que yo, en este momento y dadas las circunstancias, podía resultar muy útil. Me dijo que era el puesto que él consideraba oportuno que yo ocupara en esta legislatura. Yo lo agradecí y acepté la propuesta.

¿Están las decisiones de la Mesa del Congreso tan politizadas como da la impresión?

-Francina Armengol, el día de la constitución de la Cámara no comenzó con buen pie, porque tomó dos decisiones a mi juicio polémicas. Por un lado, el aceptar acatamientos de la Constitución que en algunos casos se habían pronunciado de manera ininteligible, incluso con fórmulas más que dudosas, porque algunos de ellos contenían proclamas en favor de la República Catalana, contra la soberanía nacional, por el regreso de los represaliados, contra el poder judicial, incluso contra la monarquía. Y por otra parte anunció una decisión, de la cual luego tuvo que desdecirse al día siguiente, ya que afirmó que a partir de ese momento en tribuna se podían utilizar otras lenguas oficiales que tienen delimitado la judicialidad en el ámbito territorial como eran el catalán, el gallego, o el euskera, más allá del castellano. Nosotros le dijimos que eso no se podía hacer así, que no había habido ningún acuerdo de ningún órgano colegiado ni tampoco ninguna modificación reglamentaria o legal, que había que valorar también las dificultades técnicas y la propia Constitución, que nos dice que el castellano es la única lengua oficial en todo el territorio. La presidenta, a la vista de eso, ha considerado que deja un poco congelada esa primera propuesta, que va a hablar con los grupos parlamentarios, que va a pedir informes jurídicos, por cuestión que nosotros también solicitamos, y que deja en suspenso temporalmente esa decisión, diciendo que la va a modular y que en su momento hará una propuesta.

¿Todo lo que ha hecho Armengol ha sido negativo?

Mal empezó. Sin embargo, esta semana ha tomado una decisión que yo creo que es prudente, diligente y acertada, y es que tras el encargo de Su Majestad el Rey al proponer a Alberto Núñez Feijóo como candidato, el líder del PP le pidió tiempo para poder realizar unos primeros encuentros con las diferentes formaciones políticas para trasladarle su propuesta de cara a la investidura. Ella ha aceptado y ha sido sensible a la hora de fijar la fecha de investidura no solamente esa petición, sino con el juramento de doña Leonor, el 31 de octubre, que requerirá una sesión solemne, en la que las Cortes que deben estar constituidas ante una eventual repetición electoral.

Accede al cargo seguramente en la legislatura más complicada, ¿cómo se prepara para esto?

-Es muy duro. Yo creo que lo peor es que los partidos que no creen en España estén condicionando la vida política. El señor Feijóo ha aceptado el encargo de Su Majestad, está trabajando en la propuesta que va a presentar a los diferentes grupos políticos. Defenderá un Gobierno que ponga por delante siempre la igualdad y las prioridades de los españoles, no el interés partidista. Intentaremos conformar esa mayoría. No será fácil, pero no es imposible. La alternativa es quedarnos de brazos cruzados, pero nosotros tenemos principios. No vamos a gobernar a toda costa y a cualquier precio. Eso me temo que es a lo que está dispuesto Sánchez con tal de mantener el poder.

¿Podrá convencer Feijóo al PNV que ya ha negado tres veces al PP?

-El Partido Nacionalista Vasco ha tenido una trayectoria, que puede ser comprobable por todo el mundo. Es un partido que siempre ha colaborado en la gobernabilidad de España sobre la base de apoyar al partido que había ganado las elecciones. Lo hizo con Felipe González, lo hizo con Aznar, lo hizo con Zapatero y lo hizo con Rajoy. Ahora nosotros lo que le pedimos es que haga una reflexión y piense cuál debe ser su posición y cuáles deben ser sus objetivos, teniendo en cuenta además que nosotros le hemos dado el pleno apoyo para que gobierne la diputación foral de Guipúzcoa, a cambio de nada, con tal de que no lo hiciera Bildú.

Al final este es un sistema parlamentario.

-Es cierto, pero también hay líneas rojas. También hay principios, hay proyectos. El proyecto de Sánchez no puede ser solo alcanzar el poder a toda costa y a cualquier precio. Una cosa es alcanzar el poder y luego gobernar. Y una cosa es servir al interés general y otra cosa es servir a la ambición personal para seguir a votar. Alguien puede creer que se sirve al interés general formando un gobierno entre 24 formaciones políticas o que ese gobierno esté condicionado todos los días, en todas las políticas y en todas las leyes, por los independentistas que lo único que pretenden es debilitar los estados y las instituciones.

Solo les queda un «tamayazo»...

-No sería un «tamayazo». Se trataría de intentar sentarse con el Partido Socialista para poner por delante los intereses de los españoles ante la ambición personal de alguien que quiere gobernar a cambio de unas decisiones que pueden poner en riesgo la ruptura con los principios en los que se ha basado esa gran arquitectura que nos pidieron desde la transición que es la España constitucional. Nosotros apelamos a la responsabilidad y al sentido de Estado de esos partidos.

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