Salamanca
Domingo, 16 de junio 2024, 07:51
Ubicado entre el Centro de Artes Escénicas y de Música (CAEM ) y un bloque de edificios, el pipicán del paseo Padre Enrique Basabe se ha convertido en un punto de polémica entre los vecinos del barrio por el supuesto exceso de ruido que genera. Un hecho que levanta opiniones divergentes.
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Por un lado, algunas de las personas que viven en el bloque de edificio más cercano al parque aseguran que los constantes ladridos afectan su calidad de vida. Sobre todo aquellos que trabajan desde casa o a turnos que describen la situación como «insoportable».
Mientras, los usuarios del lugar aseguran sentirse «discriminados», debido a que considera que tienen derecho a disfrutar de las áreas verdes del barrio. «¿Y los niños en verano en los parques no hacen ruido?, que gritan, corren, lloran... Y los que no tenemos niños no decimos nada. No solo los perros hacen ruido», critica una mujer que sale con su perro por el lugar habitualmente.
La disputa entre dueños de perros y los vecinos afectados ha llegado a tanto que el Ayuntamiento consideró necesario limitar el horario del pipicán, que desde hace casi un año solo se puede usar desde las 8 hasta las 23 horas.
Sin embargo, las quejas en relación al ruido siguen sin cesar. Inclusive, se ha atentado contra la vida de los canes colocando veneno en varias ocasiones en el parque para caninos. Una circunstancia que ha ocasionado varias intoxicaciones en los animales e incluso, hace unos dos años, la muerte de una mascota.
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No obstante, los vecinos afectados recuerda que por la mala acción de unos cuantos no se debe desprestigiar su denuncia. «Nosotros no odiamos a los perros, solo queremos buscar una solución con la que todos estemos contentos. Que los vecinos mantengan su pipicán, solo que en otro lugar, y que nosotros recuperemos nuestra tranquilidad», comenta un vecino afectado, que, además, destaca que el principal problema es que el parque para perros está posicionado a apenas 20 metros de la fachada de unos edificios y que por su localización entre el CAEM y el bloque de viviendas el ruido se amplifica.
Sobre ello, los afectados destacan que se realizaron unos mediciones por parte de los efectivos policiales en las que se verificó que los ladridos «superaban los decibeles apropiados» para una zona residencial y que eran «constantes y molestos».
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Frente a esta problemática, la Asociación de Vecinos del barrio propone trasladar el pipicán al área verde en la ribera del Tormes, ubicada sobre la avenida Aldehuela, al lado la depuradora. Un emplazamiento que se encuentra solo a unos 500 metros de la dirección actual del parque de perros y que está una distancia más prudente de las viviendas.
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