A mediados de los años 50, Ricardo Soriano y Scholtz von Hermensdorff sintió que era el momento de dar un giro a su vida. Uno más. Aristócrata, terrateniente, sportmen y bon vivant, el II marqués de Ivanrey llevaba toda su vida disfrutando activamente de los lujos y embarcándose en una iniciativa tras otra. Casi ninguna le sirvió para lucrarse pero todas tenían algo en común: ir más rápido, llegar más lejos, romper barreras.
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Hijo del primer marqués de Ivanrey, Soriano (Salamanca, 1883) vivió una vida de película, Frecuentó desde muy joven junto a su padre las excursiones en los primeros automóviles junto al entorno cercano del rey Alfonso XIII, que venía a cazar a la finca familiar de Arauzo, en Nava de Sotrobal; esquió con la realeza europea en Saint Moritz y Davos, cursó estudios de ingeniería mecánica en Bélgica y se casó en París con la hija del presidente del Banco Nacional de Chicago, miembro de la que era una de las familias más acaudaladas de Estados Unidos en el siglo XIX.
Con el futuro resuelto, y sobre todo tras su separación matrimonial en 1920, Ricardo Soriano se dedicó a disfrutar inventando ingenios pioneros en distintas disciplinas deportivas que nunca se molestó en patentar. Ya en 1905 diseñó un veloz trineo de acero para la nieve, el 'Gredos', mucho antes de que existiera como tal el deporte del bobsleigh, hoy olímpico. Seria el primero de unos cuantos artilugios para desplazarse por superficies nevadas, como el 'veloski', para el llano (1919) o el 'Motoluge' (1935), antecesor de la moto de nieve. En los años 20 y 30 enfocó sus afanes a la motonáutica, logrando varios récords mundiales de velocidad en Centroeuropa como constructor y como piloto.
Corrió carreras automovilísticas en los felices años 20 por las calles de la señorial Biarritz, capital entonces de la jet set europea, pilotó aviones, protagonizó estrambóticas aventuras en globo y hasta se metió a productor de cine en los años 30 con más recursos y entusiasmo que éxito de taquilla.
Tras la Guerra Civil, Ricardo Soriano retomó su experiencia en mecánica para fundar en Madrid la primera fábrica de motocicletas, R.Soriano S.A. atendiendo al creciente auge que experimentaba entonces el mundo de las motos. Sus conocimientos y aportaciones en todos tipo de motores le llevarían a fabricar desde 1941 varios modelos de motocicletas introduciendo continuas innovaciones. Ya al año siguiente salió de su factoría el primer scooter conocido en España, anticipándose en varios años a marcas como Lambretta y Vespa.
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Soriano fabricó modelos caracterizados por su rueda pequeña que llegaron a ser muy populares en la España de la posguerra. En total sumaron unas 6.000 unidades. La consigna era reducir dimensiones para ahorrar peso, materia prima y costes.
De la primera moto Soriano, el modelo 'A' conocido como 'Potro de Acero', se produjeron unas 100 unidades. Contaba con motor refrigerado con aire forzado. Le siguieron la moto 'Tigre', de la que salieron apenas 200 unidades porque presentó problemas, y el modelo 'Puma', que incorporaba dos bujías en la culata, pero a pesar de estar avalado por la fiabilidad del motor británico Villiers de 122 cc. tampoco alcanzó éxito comercial.
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Las siguientes evoluciones que salieron de su fábrica, la Soriano Lince y el modelo Pantera, incorporaron nuevos avances. En su búsqueda de una moto que conectase con las necesidades del público, en 1952 Soriano mejoró el modelo Puma y llegó a asociarse con el industrial navarro Félix Huarte para sacar al mercado la versión modificada Hu-Sor. Pero el éxito masivo que soñaba no llegó, y en 1954 Ricardo Soriano cerró la fábrica de motocicletas con la idea en mente de emprender una nueva etapa, la que de verdad pondría su nombre en la historia.
Soriano llevaba ya tiempo con un pie en Marbella. En una tertulia madrileña había conocido a Norberto Goizueta, un emprendedor navarro que en 1934 se enamoró de Guadalmina, entre Marbella y Estepona, y adquirió ese mismo año a la Sociedad Azucarera Española una finca agrícola de 400 hectáreas a orillas del río por 505.000 pesetas, donde mantenía cultivos de caña de azúcar. En 1943 Goizueta invitó a Soriano a su hacienda Guadalmina y dos años después le vendió una finca de 22 hectáreas junto al río Guadaiza, llamada Rodeo Alto y Rodeo Bajo. Soriano pagó por ellas solo 110.000 pesetas.
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Ana María Mata, autora de la biografía novelada 'Ricardo Soriano. Un hombre para una ciudad' (2005), apunta la afición de Soriano -cuya madre era malagueña-a la pesca del tiburón y del pez espada como otro de los atractivos que puso arrastrar al emprendedor a la Costa del Sol. En 1947 y aprovechando el paso de franceses que iban y venían al Protectorado de Marruecos, Soriano levantó el primer complejo hotelero de Marbella. Las edificaciones armonízaban con el paisaje, un estilo que sería copiado más tarde por su sobrino Alfonso de Hohenlohe en la construcción del hotel Marbella Club. Comenzaba la historia de la moderna Marbella.
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