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Devotos besando los pies de Jesús Rescatado. LAYA
«Pido por que Trump y los otros nos dejen en paz»

«Pido por que Trump y los otros nos dejen en paz»

Miles de fieles acudieron este viernes a la parroquia de San Pablo para hacerle sus peticiones a la imagen de Jesús Rescatado. Entre los ruegos más comunes se encuentra salud para ellos y sus familiares

José Fuentes Rajo

Salamanca

Viernes, 7 de marzo 2025, 20:09

De entre los miles de fieles que han acudido a lo largo de este viernes al besapiés de Jesús Rescatado, destacan aquellas devotas que llevan haciéndolo durante décadas, trasladando su fe a sus hijos, que acuden también el primer viernes de marzo a venerar la imagen. Para muchas familias, esta cita se ha convertido así en una tradición ineludible que ha pasado de generación en generación.

Es el caso de Purificación Bellido y su hija, Purificación González, que mantienen viva una tradición que han seguido desde siempre, aunque sus parroquias sean las de San Marcos y Santa Teresa. De hecho, desde el primer año en que se pudo retomar la tradición tras la pandemia, han vuelto. «Venimos todos los años. Antes lo hacíamos por la tarde, pero ahora preferimos por la mañana para evitar las largas colas», explican. Para ellas, la salud es lo más importante, y es el principal ruego que elevan ante Jesús Rescatado.

Purificación González y Purificación Bellido. LAYA

Feli, otra de las devotas, rememora los tiempos en que acudía antes de ir a la Universidad, donde trabajaba, cuando el sacerdote les abría el templo a las seis de la mañana. A pesar de la gran devoción que siente por Jesús Rescatado, la mujer expresa: «Algún año he fallado por la enfermedad de mi marido». Por suerte, este año no ha supuesto impedimento para que haya podido asistir.

Entre las mujeres que han rendido culto a la imagen también se encontraban miembros de la cofradía, como María Luisa Barajas, que recordó cómo su madre la llevaba de niña, enfrentándose «a unas colas enormes y pasando mucho frío». No obstante, su fe es pretexto suficiente para enfrentarse a las bajas temperaturas y aglomeraciones, algo que también ha transmitido a sus hijos. Este año acudía sin ellos porque su hijo no se encontraba en la ciudad y su hija, también hermana de la cofradía, solo podía por la tarde, pero sus amigas la han acompañado en su lugar. Aparte de salud, entre sus peticiones se colaba: «Que Trump y los otros nos dejen en paz».

María Luisa Barajas. LAYA

María Anunciación también ha notado un cambio respecto a años anteriores. «Desde la pandemia hay menos gente, antes las colas eran impresionantes». Cuando sus hijas eran pequeñas, madrugaba para acudir antes de llevarlas al colegio. Ahora sigue viniendo, acompañada de una de ellas. «Tengo mucha devoción, al igual que por el Cristo de Cabrera, por eso vengo todos los años».

Encarna Diego guarda un recuerdo especial de su abuela, con quien acudía desde niña pese al frío. «Que Dios nos dé salud para venir todos los años» es su principal petición. A sus 66 años, sigue fiel a la cita, pese a vivir en Tejares. Sus hijos viven en el extranjero, pero señala que, si coincide que están en Salamanca, no dudan en acompañarla.

Encarna Diego. LAYA

Esperanza Sánchez ha regresado este año por primera vez desde que estalló la crisis de la COVID-19. Su hijo la ha llevado en coche desde Puente Ladrillo. «Desde la pandemia no había vuelto. Estoy muy alegre de poder venir», confiesa. La devota recuerda cómo antaño se formaban colas que llegaban hasta la Gran Vía, cuando acudía a la cita con sus amigas. «Tengo mucha fe. Le he pedido cosas y me las ha concedido», confiesa.

Esperanza Sánchez. LAYA

Desde todos los barrios, los devotos de Jesús Rescatado acuden con una petición unánime: salud para ellos y sus allegados. Con su devoción y compromiso, estos fieles mantienen viva una tradición en Salamanca que, pese a los cambios y la pandemia, sigue transmitiéndose de generación en generación.

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