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Charla sobre «La Pensatriz Salmantina»
La periodista pionera en la Salamanca del XVIII era en realidad un cura

La periodista pionera en la Salamanca del XVIII era en realidad un cura

Los investigadores intentan desentrañar los misterios que aún envuelven a «La Pensatriz Salmantina», uno de los dos primeros periódicos de España que defendió los derechos sociales para las mujeres. Tras el nombre de su autora, Escolástica Hurtado, se cree que escribía el religioso Baltasar Garralón

Roberto Zamarbide

Salamanca

Domingo, 2 de marzo 2025, 12:59

Una imprenta situada en la Rúa Mayor de Salamanca alumbró hace casi 250 años una de las publicaciones más singulares de la historia del periodismo español. Se llamó «La Pensatriz Salmantina» y fue tan pionera como efímera, ya que apenas vieron la luz dos ejemplares en 1777, pero para los expertos está considerada como uno de los dos únicos ejemplos de prensa femenina del siglo XVIII en España.

«La Pensatriz «sigue la estela de «La Pensadora Gaditana», periódico que se editó entre 1763 y 1764, firmado por Beatriz Cienfuegos. La gaditana y la salmantina están consideradas como las primeras publicaciones que se editaron en España detemática femenina.

Son muchos los motivos por los que «La Pensatriz» es hoy, con la oportuna perspectiva histórica, una publicación adelantada a su tiempo. Sus contenidos exponían la forma de pensar de una mujer ilustrada que se negaba a aceptar los preceptos femeninos que la sociedad imponía por entonces a las mujeres, y reivindicaba, con más o menos sutileza, mayor protagonismo en la sociedad.

Pese a que se conocía la existencia de la publicación al aparecer mencionada en varios escritos, no fue hasta 1999 cuando el filólogo Francisco Aguilar Piñal dio a conocer la existencia del primer ejemplar de «La Pensatriz Salmantina» conservado en la Biblioteca Pública de Cáceres. Cinco años después, en 2004, la historiadora de la Universidad de Oviedo Inmaculada Urzainqui desvelaba su contenido y aportaba una exhaustiva interpretación de sus mensajes. Tras su digitalización, el Ministerio de Cultura incluyó este primer ejemplar en los fondos de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, creado en 2009, y desde entonces es la publicación más antigua de las disponibles.

Una autora bastante sospechosa

Ya en la primera página de la publicación, se deja constancia de la autora de los textos: Escolástica Hurtado Girón y Silva de Pico, un personaje enigmático del que nada se sabe salvo los escasos testimonios autobiográficos que aporta en alguno de sus artículos. La propia Urzainqui expone en 2004 como hipótesis más verosímil, y que ya fue apuntada en la época, que detrás de la ficticia Escolástica Hurtado se encontrase el religioso cisterciense Baltasar Garralón, quien no era otro que el propio censor que, dentro de la propia publicación, emitía su dictamen de aprobación suscribiendo las tesis de la supuesta autora.

La propia Escolástica Hurtado ya se queja en los artículos de «La Pensatriz» de las dudas que existen sobre su identidad real , y pese a que se declara efectivamente mujer, admite que no es conocida en Salamanca por su vida de estudio y recogimiento y que será inútil localizarla en ningún libro bautismal ya que siempre se puede recurrir a escribir de incógnito.

Fue el poeta y religioso agustino mirobrigense Fray Diego Tadeo González, el 'Delio' de los poemas de Jovellanos y detractor no disimulado de las tesis de la publicación, quien apuntó directamente a Garralón como autor de «La Pensatriz» en una carta dirigida al padre Miguel de Miras en la que le enviaba un ejemplar. «Para que veáis cómo piensan aquí los tontos que afrentan este suelo de Minerva. Lo más gracioso es que hay certeza, según los más, de que la Pensatriz es producción del mismo aprobante censor... Es predicador de su colegio, y muy místico. ¿Quién lo creyera!».

«La Pensatriz Salmantina» se presenta con 48 páginas y aparece muy pomposamente dedicada «a la muy ilustre y esclarecida señora doña Manuela Castillo, actual condesa de Francos» y esposa del entonces corregidor de Salamanca. De esta manera y según Urzainqui, la autora buscaba el apoyo de una dama de alcurnia, en la creencia de que «como mujer y persona culta , piensa que podrá comprender el derecho femenino a escribir y publicar igual que los hombres».

El derecho de la mujer a imprimir

«No hay forma de meter en la cabeza a los sombreros que las piochas [adorno femenino de la cabeza en la época] tienen también sus luces y sus pensamientos altos», clamaba con gracia Escolástica Hurtado, que poco más adelante daba con ironía en la clave: «Los señores hombres han de ser solos los que manden, los que riñan, los que gobiernen, los que corrijan y los que ESTAMPEN [en mayúsculas en el original], y las pobrecitas mujeres, engañadas con el falso oropel de hermosas y damas, solo se les ha de permitir que tiren gages de rendimientos fingidos y pasen plaza de señoras de teatro».

«En el fondo, lo que está detrás de todo es la capacidad plena que debe de tener toda mujer de imprimir, 'estampar', por eso lo escribe en mayúsculas. Es un alegato de la libertad de prensa y de libertad de imprenta», apunta el profesor de Derecho Civil de la Universidad Ramón García Gómez.

Hubo en ese mismo año un segundo número de La Pensatriz Salmantina, este ya dedicado al corregidor de Salamanca, Juan Pablo de Salvador. Según los investigadores, se cree que dejó de publicarse, como tantos otros periódicos de la época, por falta de apoyos económicos que sostuvieran la empresa. En cualquier caso, y por efímero que fuera, «La Pensatriz» dio continuidad en ese tramo del siglo XVIII a la prensa crítica y supuso un hito como pionera de la prensa femenina y, en el ámbito local, de la propia prensa salmantina.

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