Salamanca
Lunes, 3 de marzo 2025, 05:55
«Para la prevención de la ludopatía todas las medidas son pocos», considera Antonio, monitor de terapia y de acogida de la Asociación Salmantina de Jugadores de Azar Rehabilitados (ASALJAR), que ha visto pasar por el centro a muchas personas que han perdido el control de sus vidas a manos de la adicción a las apuestas. «Cuando llegan al centro, la mayoría viene con la cara totalmente descompuesta. No tanto por la situación en la que están, sino porque la mayoría viene con la esperanza de poder volver a jugar. Creen que lo que les está pasando no es tan grave y no entienden porque sus familiares quieren que se sometan a tratamiento. Creen que el problema son las deudas que han acumulado y que una vez logren controlar sus finanzas podrán volver a jugar», relata Antonio que ve una parte de sí mismo en cada persona que ayuda.
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«Cada vez que entra un chico bastante joven me recuerda a mí mismo. Yo empecé a jugar cuando tenía unos 20 años. Llegué a la asociación y lo que más me preocupaba era la deuda que tenía. Debía alrededor de unos 20 mil euros, pero seguía sin ser consciente del alcance de la enfermedad. Cuando empiezas a tratarte es que te das cuenta que lo que has perdido va mucho más allá del dinero. La enfermedad te ha arrebatado la confianza de tu familia, tu capacidad de concentración y tu madurez. Eso es mucho más difícil de recuperar que el dinero», asevera.
Con la intención de prevenir ludopatía la Ley del Juego prohíbe la entrada de menores a las casas de apuestas . Sin embargo, Antonio advierte que no por ello los menores están exentos de riesgo. «Seguimos viendo muchas personas que llegan a los centros y nos cuentan que empezaron a jugar cuando eran menores. El último caso de acogida que tuve, por ejemplo, es un chico que empezó a jugar cuando era muy joven. Yo le pregunté: ¿Cómo apostabas siendo menor de edad? y él me contestó: muy sencillo le daba el dinero a algún amigo para que lo hiciera por mí», explica el integrante de ASALJAR a la vez que destaca que desde la asociación siguen sin ver una reducción significativa en el número de personas que confiesan a ver empezado a jugar a edad temprana. «Con tantas medidas de control deberíamos ver menos casos. Sin embargo, no es así. En la asociación seguimos recibiendo la misma cantidad que antes y vemos que la edad del primer contacto con el juego es incluso más baja. Tanto es así que estamos planteando abrir un grupo especial para menores», comenta.
Según considera el monitor de terapia, el motivo de este acceso más temprano a los juegos de azar está influencia por las nuevas tecnologías. «En los móviles los niños tienen la posibilidad de jugar sin tener que asistir a una casa de apuestas. Hay juegos como la ruleta en los que se puede apostar de manera online. Y eso sin contar los videojuegos y las redes sociales que pueden ser la antesala de la ludopatía. Son espacios en los que los niños pueden caer en contacto con el juego sin darse cuenta y que, además, también son muy adictivos. Antes para poder apostar tenías que jugar en el tragaperras del bar o en una casa de apuestas. Ahora los menores tienen esa posibilidad en sus móviles y lo peor, 24 horas al día 7 días a la semana 365 días del año. Y eso sin contar que muchos de eso juegos permiten comprar cosas online», resalta Antonio.
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