Tras conocerse que el Ministerio de Industria y Turismo ha denegado a Salamanca los tres millones de euros para crear el museo del Paleolítico en el Polvorín de Tejares, se hace aún más necesario proteger los grabados y pinturas rupestres que se encuentran en el Paraje de La Salud, ya que ahora no está claro cuando se dispondrá de la financiación necesaria para que sean visitables y para crear en la zona un centro de interpretación como pretende el Ayuntamiento. Hasta que ese momento llegue, se instalará una valla que evite nuevos actos vandálicos sobre los paneles con pinturas de hace 7.000 años como los denunciados por este periódico en mayo. En ese proceso, este jueves se dio un nuevo paso. La Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta de Castilla y León autorizó la instalación de una valla en el abrigo rupestre que sufrió el último atentado. Tanto la administración autonómica como el Ayuntamiento han promovido que se tomase esta medida tras la información de LA GACETA, y el propietario de los terrenos está conforme con costear los gastos. Aún así, su instalación tendrá que esperar hasta que la Confederación Hidrográfica del Duero dé su visto bueno a esta pequeña obra en la ribera del Tormes.
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La fórmula que se ha buscado para impedir actos vandálicos a las pinturas es la misma por la que se optó para proteger el grabado del Paleolítico que representa a un caballo de dos cabezas y que se encuentra en la otra orilla del río. Según especifica el proyecto, al que ha tenido acceso este periódico, la valla «se inspira en una especie de empalizada, realizada con redondos lisos, anclados a la roca mediante taladro de unos 230 centímetros de profundidad y fijado con mortero». Hay que tener en cuenta que estas representaciones prehistóricas se encuentran en un abrigo rupestre en un promontorio rocoso en mitad del campo, por lo que su diseño está irremediablemente condicionado por la topografía de la zona, que en este caso es muy inclinada. Por otra parte, se aprovechará la parte de la roca con forma de «visera» para cerrar por arriba el acceso a las pinturas.
La altura de la valla será variable para acomodarse a las rocas y oscilará entre los 2,00 y los 2,40 metros. Su longitud rondará los diez metros y contará con una puerta en la zona norte que permita el acceso de los técnicos. Tanto desde el Ayuntamiento como desde la Consejería de Cultura se informado de la intención de las que pinturas vandalizadas sean restauradas. Las pruebas realizadas al panel determinan que es posible eliminar el grafiti, si bien hay daños irreversibles como los rayones realizados sobre él.
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