Una 'pandemia silenciosa': más de 130 salmantinos pensaron en suicidarse en 2022

Una pandemia silenciosa que no deja de cobrarse víctimas por el camino y que, todavía a día de hoy, sigue siendo un tema tabú. Bajo la palabra 'suicidio', están las muchas muertes que muchas familias camuflan y de las que apenas nadie habla. Son muertes silenciadas que, en su día, se dieron por problemas no resueltos y que han dejado a familias destrozadas. Tampoco hay Plan Nacional de Prevención del Suicidio. De ahí que los expertos no paren de preguntarse qué más tiene que pasar para que, de una vez por todas, se tenga conciencia de lo importante que es la prevención.

Cada vez son más las veces en las que se acrecentan las complicaciones que se dan en algunos trastornos del ánimo como la depresión y que, finalmente, pueden derivar en conductas suicidas, las cuales, durante 2021, se duplicaron en menores de 15 años.

La alarma social que ha activado este dato y la constatación de que más de 130 jóvenes salmantinos se plantearon suicidarse el año pasado, aunque no lo llegaron a intentar, confirma que, a raíz de la pandemia, la salud mental es una cuestión de Estado.

La asociación Salud Mental ha lanzado una campaña bajo el lema 'Elige vida' para fomentar la prevención de una lacra que batió récord de víctimas en 2022. Detrás de la palabra 'suicidio', se pueden encontrar distintos sentimientos como la tristeza, la ansiedad o el vacío. También están la desesperanza o el pesimismo; la irritabilidad, la frustración o la intranquilidad; los sentimientos de culpabilidad, la inutilidad o la impotencia; la apatía, la fatiga o la sensación de que tomar una decisión se te hace muy cuesta arriba. Todos ellos conducen a un túnel sin salida.

«El suicidio se disparó a raíz de la pandemia. Cada vez tenemos más casos. El aislamiento al que fuimos sometidos, las dificultades con las que nos encontramos a nivel social o la inestabilidad que sufrimos a nivel económico y laboral condujeron a que muchas personas comenzaran a tener pensamientos negativos». Son las palabras con las que una de las psicólogas de la delegación de Salud Mental en Salamanca, Zaida Gómez, confirma que el coronavirus ha pasado factura en el ámbito de la salud mental. A los cambios que se vivieron durante la pandemia, «hay que sumar los cambios propios que se dan en la adolescencia, que se dan a nivel físico, a nivel emocional y a nivel social y que lo único que hacen es que la persona joven no tenga la capacidad suficiente para enfrentarse a sus problemas o que, directamente, tenga una baja autoestima o se sienta muy presionado por tener éxito, que es algo que se evidencia en la cultura actual».

Por este motivo, Zaida Gómez asegura que el papel del profesorado y de las familias en la prevención de las conductas suicidas resulta clave. «Mi opinión es que se debe ahondar mucho más en lo que es la salud mental, de lo que se habla poco. Si se habla sobre los problemas que hay, se pueden detectar posibles casos susceptibles de recibir ayuda o apoyo. Es importante que, tanto en las familias como en los centros educativos, se hable de a dónde tienes que acudir para hablar de cómo te sientes o de cómo están apareciendo en tu cabeza ideas de no poder más con tu vida», recalca la psicóloga de Salud Mental Salamanca.

Para Zaida Gómez, se le tiene que dar prioridad al desarrollo de políticas encaminadas a la prevención del suicidio para evitar que, por desgracia, sigan aumentando los casos: «Los poderes públicos tienen que movilizarse por esta buena causa porque son los únicos que tienen la capacidad de poder invertir en sus políticas para atajar este problema».

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