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El examen de oposición a celador reunió este domingo finalmente en Salamanca a 10.380 aspirantes a las 420 plazas ofertadas para toda Castilla y León.
Afrontaron la prueba por primera vez en las instalaciones de los campus de la Universidad de Salamanca y de la Pontificia. Después de preparar la prueba desde el mes de agosto, los miembros de las mesas iniciaron su trabajo a las 8:00 horas en cada una de las facultades para proceder al llamamiento a las 10:00 horas, como estaba previsto.
La jornada se desarrolló sin incidencias reseñables, salvo algunas equivocaciones de facultad de los aspirantes o de aula. Además, en el edificio del FES el examen se alargó 90 minutos más para un opositor con necesidades especiales y en Derecho dos que no estaban en las listas se examinaron en el aula de incidencias, una vez admitida su reclamación y para que en el caso de tener razón el daño no sea irreparable.
Nervios e incertidumbre se palpaban en los accesos de los edificios donde los postulantes de todas las provincias de la Región se agolpaban. A las 11:05, como estaba previsto, todos comenzaron su examen que duró exactamente 90 minutos.
José Javier, Mireia y María Rita llegó desde Benavente para encontrar en un puesto de celador mayor estabilidad laboral. David lleva un año estudiando el examen. Ya se dedica a ello y sabe que la diferencia entre salir con la plaza y suspender el examen está en haber trabajado la parte de legislación.
«Creo que el temario es asequible porque han sacado los temas más complicados de 2018. De todos modos la gente no estudia el temario de legislación y se centra más en el de las tareas de celador que es más fácil, por eso creo que ahí está la diferencia».
Desde León capital acudieorn a la facultad de Derecho para examinarse Gabriel y Laura, padre e hija que han estado cerca de un año estudiando codo con codo el temario. «Ella lo lleva mucho mejor», confesó resignado Gabriel, que tras concederle una incapacidad en su trabajo busca suerte en otro ámbito laboral.
Los nervios fueron una constante en la mayoría de los aspirantes, incluso en Laura, que no ha estudiado pero que viene a la prueba «por probar suerte».
También se vio algo de desconcierto, sobre todo de los opositores que son de fuera y se han confundido de facultad.
«La gente ya viene sabiendo lo que le toca, aunque alguno se ha encontrado con el problema de que sobre todo la facultad de Psicología está fuera de la ciudad y el acceso es más complicado o que, en el caso del centro, el acceso con coche es más complicado», explicó Miryam Mangas, del sindicato CSIF que ayudó y orientó a los opositores en la Facultad de Derecho.
Ella también es celadora y explicó los entresijos de la profesión: «Es una tarea puramente física, no está pagada como debería y las turnicidades se hacen difíciles, pero los que tenemos vocación estamos encantados».
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