«Juventud, divino tesoro». Así lo decía el escritor modernista Rubén Darío en sus versos y así mismo lo avala el talento que aguardan aquellos jóvenes que, poco a poco, buscan hacerse con un hueco en el mundo que les apasiona. Por eso, cualquier reconocimiento resulta ser un 'granito de arena' cuando de evolucionar para ellos se trata.
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La compañía de danza urbana 'Oasis' es un claro ejemplo de perseverancia. Pese a su corta trayectoria, ha hecho y sigue haciendo todo lo posible por erigirse como referencia entre los grandes y, en el pasado mes de noviembre, corroboró las ansias que tiene por seguir mostrando su valía no solo a nivel local, sino también a nivel nacional e incluso a nivel mundial. El día 17 de noviembre supuso un antes y un después en el recorrido hacia su fama. Proclamándose ganadora en la categoría de baile del certamen 'Jóvenes Talentos' del Ayuntamiento de Salamanca, consiguió dar el primer paso en su lucha.
Compuesta por 40 bailarines, 'Oasis' tiene ganas de más. En cada paso que dan, muestra lo que, para todos sus integrantes, significa la danza. «El baile es un modo de expresión. Es una liberación. Cuando estamos encima de un escenario, nos evadimos de todo. No pensamos en nada más. En ese momento, lo único que pide nuestro cuerpo es escuchar la música», asegura Pope Martínez, bailarín desde hace 10 años y entrenador de este grupo, que, viéndoles a todos ellos, recuerda sus principios: «Yo empecé apuntándome a la escuela de baile de mi barrio y, poco a poco, la vida fue llevándome por un camino en el que no paraba de conocer a gente, de bailar en compañías y en grupos... Fue a partir de ese momento cuando mi interés por la danza creció de forma considerable».
De todas las experiencias que se viven sobre un escenario cuando se está bailando, Pope Martínez no podría seleccionar una, pero se acuerda, de forma especial, de la victoria que, recientemente, han saboreado en el certamen 'Jóvenes Talentos'. «Nos apuntamos al concurso porque un conocido me envió el enlace y nos preguntamos que por qué no. Cuando entré y vi la oportunidad que teníamos por delante, rápidamente empecé a pensar en una coreografía y sentí la necesidad de que la bailásemos sobre el escenario», recuerda Martínez, que, como entrenador, siente una gran satisfacción por el éxito cosechado: «Esta victoria nos ha dejado un gran sabor de boca porque, al final, estos triunfos te demuestran que vas por el buen camino».
De aquella final, en la que compartieron experiencia con los ganadores en categorías como artes circenses, canción, cuentacuentos, interpretación musical, magia, microteatro, monólogos, poesía recitada o dramatizada o 'beat box', Pope Martínez recuerda cómo fue la preparación de la coreografía con la que sedujeron al jurado del certamen. «Elegimos tres canciones. La primera era un poco más urbana, la segunda era más tranquila y la tercera era más explosiva. Buscábamos soltarnos el pelo y creo que lo conseguimos», asegura Pope Martínez, que agradece la confianza que sus bailarines depositan cada día en sus dotes artísticas cuando reciben una clase de baile. «Les agradezco que estén dejando su futuro en mis manos», sentencia Martínez.
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