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Los 253 millones de euros de fondos estatales que el ministro de Transportes acaba de comprometer con su tierra han levantado ampollas, especialmente en territorios como Salamanca que llevan años sintiéndose maltratados por el Gobierno de Pedro Sánchez. El exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, ha anunciado una nueva estación que su ciudad estrenará en unos cinco años, una «estratosférica» inversión que ha indignado al regidor salmantino, Carlos García Carbayo, por contraposición al escaso interés mostrado en agilizar las infraestructuras pendientes en esta provincia. El último de los desplantes del Ministerio de Puente a Salamanca es un nuevo retraso en las obras de electrificación de la línea que conecta la capital del Tormes con Fuentes de Oñoro. El comisionado del Gobierno español para el Corredor Atlántico, José Antonio Sebastián, aseguró el pasado julio que estos trabajos, que ya acumulan cuatro años de retraso, iban a concluir en el primer trimestre de 2025. No solo ese plazo no se ha cumplido sino que ya resulta casi imposible que los trabajos terminen antes de 2026.
La catenaria está instalada en casi todo el trazado entre Salamanca y la frontera portuguesa, y ya se han levantado los centros de transformación y subestaciones necesarios. Para concluir este proyecto, presupuestado en 141 millones de euros, solo faltan por adaptar dos pasos superiores. Es necesario sustituirlos por otros nuevos bajo los que puedan circular los trenes electrificados. El pasado noviembre se derribaron los puentes situados junto al Puerto Seco y en la calle Cordel de Merinas de Chamberí. Para demoler y reconstruir con una mayor altura este último se cortó al tráfico esta vía del barrio trastormesino. La previsión era que los trabajos durasen cuatro meses. Esto significaba que este febrero estaría acabado y se restablecería la circulación, pero el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ya ha trasladado al Ayuntamiento que no acabará estos trabajos, al menos, hasta junio.
Pero con ello no se terminarían las obras pendientes. Todavía habría que acometer la intervención más complicada: modificar el gálibo del paso situado en el cruce con la avenida de Saavedra y Fajardo, junto a la Comandancia de la Guardia Civil. Conforme al acuerdo de Adif y el Consistorio, esta obra no se podrá emprender hasta que no se acabe la de Chamberí y la previsión es que se prolongue como mínimo durante otro medio año, con lo que, sin producirse nuevos retrasos, ya resultaría muy complicado que el proyecto se culminase antes de acabar este ejercicio. En este caso, también es necesario demoler completamente el puente del acceso sur sobre la vía férrea y posteriormente levantar una nueva infraestructura de mayor altura para que puedan pasar bajo ella trenes enganchados a la catenaria. En superficie tendrá una mayor anchura para ganar un carril más para el tráfico rodado, así como otro más pequeño para bicicletas. Se trata, por tanto, de una obra más compleja que la acometida en Cordel de Merina de Chamberí, por lo que, si en esta última que ya está en marcha se prevé tardar seis meses, es muy probable, según insisten técnicos consultados por este periódico, que a la empresa contratada por Adif no le dé tiempo en este mismo plazo a reformar el paso de la avenida de Saavedra y Faajardo. La intervención en el acceso Sur, antigua travesía de la carrera de Béjar, tendrá, por otra parte, una mayor repercusión en la circulación de vehículos al tratarse de una de las principales entradas a la capital del Tormes.
Conviene recordar que, conforme a los contratos firmados con las empresas adjudicatarias de los trabajos para la electrificación de la línea férrea entre Salamanca y Fuentes de Oñoro, las obras deberían haber acabado en enero de 2021. No obstante, durante casi cuatro años han permanecido paradas a la espera de una modificación del proyecto original.
Dentro del proyecto de electrificación de la línea Salamanca-Fuentes de Oñoro se encuentran las obras de remodelación del apeadero de La Alamedilla, unos trabajos que se han retomado este otoño después de más de cuatro años paralizadas. Esta semana se ha instalado la plataforma de hormigón sobre la que se asentará la zona del apeadero que todavía está pendiente de acabar.
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