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Alba Miranda junto a su pareja, sus hijos y Lamina, la niña saharaui de acogida.
«Los niños me tratan como a su madre»

«Los niños me tratan como a su madre»

La salmantina Alba Miranda acoge cada verano a un menor saharaui en su hogar gracias al programa 'Vacaciones en Paz'. Las familias interesadas en participar pueden formalizar su solicitud hasta el 10 de abril. «La segunda niña que tuvimos en casa es para mí como una hermana»

María Regadera

Salamanca

Lunes, 31 de marzo 2025, 07:00

La salmantina Alba Miranda no concibe un verano sin compartir su hogar con un menor saharaui. Desde el año 1988, sus padres colaboran con el programa 'Vacaciones en Paz' promovido por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Salamanca, que permite la acogida de estos menores por familias salmantinas durante los meses de julio y agosto.

Tras haber creado una familia propia formada por tres hijos y su pareja, Alba Miranda, a sus 33 años, reconoce que su implicación con el pueblo saharaui va mucho más allá de este programa. No solo visita los campamentos durante el año, habla semanalmente con cada uno de los menores que ha tenido en casa o ayuda económicamente a sus familias, entre otras acciones. Esa es la forma que tiene de agradecer a estas personas todos los momentos especiales que vive cada verano y que le llenan inmensamente. «Cada familia acoge a un menor cada verano, que regresa a este hogar durante un periodo de tres o cuatro años. Nosotros el verano pasado tuvimos a Lamina, que es la hermana del primer niño que acogimos. La conocíamos desde que era un bebé porque nosotros hemos viajado a los campamentos y teníamos contacto con su familia a raíz de su hermano», explica Miranda.

El programa 'Vacaciones en Paz' permite que los menores puedan acudir a España durante el verano y librar esos meses de condiciones meteorológicas extremas y situaciones severas. De esta forma, los pequeños pueden disfrutar de otra cultura, conocer un nuevo idioma y nuevas costumbres, así como recibir revisiones médicas periódicas. A su vez, la familia de acogida que ofrece un techo a estos menores, vive una experiencia enriquecedora inmensa a nivel personal. «Se crea un vínculo emocional enorme. Yo todavía tengo contacto con la primera niña que tuvimos en acogida en el año 1988. Además, la segunda niña que tuvimos a día de hoy es como mi hermana. Hablo todos los días con ella y es mi familia, he llevado incluso a mis dos hijos mayores al campamento para que la conocieran. Su familia es mi familia y mi familia es su familia», dice Miranda.

Respecto a las dudas que puedan surgir entre las futuras familias de acogida, la salmantina aconseja tratar al menor saharaui como uno más. «Ellos lo que desean es tener la normalidad de una familia con las ventajas de estar en el primer mundo. Son niños... y es importante alejarles de unas situaciones tan severas. Al final aquí puedes llevarles a hacerse una revisión médica básica o puedan disfrutar de lo que es una piscina o una temperatura normal de verano», afirma.

Miranda agradece a la vida poder vivir esta experiencia tan enriquecedora para ella en su propio hogar. «Los niños que he tenido en acogida me tratan como a su madre. Ellos dan todo por mí, igual que yo lo doy todo por ellos. Además, son niños muy colaborativos. Uno de ellos cuidaba de mi hijo biológico de seis meses como si fuese su propio hermano. Al final son uno más», reconoce.

Sus hijos y su pareja también son una pieza clave en esta acogida. Siempre han estado dispuestos a acoger a estos menores como uno más de la familia. «Ellos no conciben un verano sin un niño de acogida, lo tienen tan normalizado que lo esperan todo el año. Además, les aporta mucho viajar conmigo y ver la situación tan dura y la desigualdad que viven allí esos niños. Ganan en valores al cien por cien», asegura la madre.

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