Nacho Abarca, el salmantino que vive para sus emisoras y transistores

Nacho Abarca, vicepresidente de la URSA, lleva desde los 14 años formando parte de esta agrupación. Asegura que es a lo que quiere dedicar la totalidad de su tiempo en el momento en que es jubile.

Fue con esa edad cuando el radioaficionado se presentó al examen en cuestión para conseguir la licencia oficial que le permitiría, de ahí en adelante, usar un espacio de radiolectricidad con una frecuencia asignada para cada usuario. Su nombre es EA1CXJ.

Pero lo cierto es que Nacho Abarca sintió su verdadera vocación mucho antes de los 14. Cuenta que unas Navidades sus padres le regalaron un walkie-talkie. El niño lo utilizaba para hablar con sus vecinos y cada vez fue pidiendo a sus padres transistores que le permitieran llegar más y más lejos.

Un día, cuenta el vicepresidente de la URSA, “estaba probando un transistor para hablar con mi padre. Él estaba en la cocina y yo en el salón. De repente, empecé a escuchar voces desconocidas y eso me generó una gran curiosidad e interés”. Ahí fue cuando el niño, con ayuda de su vecino, que también era radioaficionado, colocó una antena en el tejado de su casa y comenzó a aprender sobre esta ciencia por cuenta propia. Ello le producía una “ilusión enorme”.

Nacho relata que uno de los momentos clave en su carrera como radioaficionado fue cuando su padre le regaló el modelo KenwoodTS-830S, en el año 1981. Declara que para su progenitor debió de suponer un gran esfuerzo económico, ya que, por entonces, ese modelo de radio costaría unas 120 mil pesetas aproximadamente. “Para un niño de 14 años es como si le regalaran un Ferrari”. A día de hoy, Nacho conserva y sigue utilizando ese modelo de radio, a pesar de contar con ejemplares más potentes. “Tengo un Mercedes, pero prefiero desplazarme en mi 600. Cuando me baje igual me duele un poco la espalda, pero llego a donde quiero igual”.

El radioaficionado confiesa que su hobby le ha cambiado la vida. Ha llegado incluso a establecer vínculos de amistad durante toda su vida a través de transmisores con algunas personas que ahora ya no están. Además, hace hincapié en el buen hacer de la asociación y la necesidad de que la radioafición se perpetúe.

La sala de la exposición abre sus puertas abiertas de 10:00 a 13:00 horas, y de 17:00 a 19:00 horas, donde se muestra cómo poner en marcha una emisora moderna para contactar con otros radioaficionados a nivel nacional, e incluso internacional, si las condiciones atmosféricas lo permiten.

Además, la agrupación convocará conferencias en diez centros escolares de la capital salmantina. El objetivo principal, como declaró la concejala Almudena Parrés, es “visibilizar y acercar la cultura a los barrios de Salamanca”.

Además, los miembros de la URSA cuentan con un local en el barrio de La Vega, cedido por el Ayuntamiento, al que agradecen todo su apoyo. El espacio en cuestión es compartido por dos agrupaciones más: una dedicada al ocio para las personas mayores y otra, de aeromodelismo. Abarca comenta que esta última agrupación es “prima hermana” de los radioaficionados, pues los controles de un avión están directamente relacionados con las frecuencias radioeléctricas.

Se reúnen en su local en el Barrio de la Vega dos veces por semana, normalmente los viernes por la tarde, y comparten sus ideas e inquietudes sobre la radio.