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Lunes, 30 de enero 2023, 17:20
Nabil tiene claro que Salamanca es la ciudad en la que se quedará a vivir para siempre. Todavía no tiene trabajo, pero no duda de que será aquí donde echará raíces, a pesar de que solo lleva cinco meses en la ciudad.
Su historia no es la tan repetida del extranjero que sale de su país en busca de prosperidad. Su historia es la de una familia que dejó atrás Afganistán por culpa del régimen talibán. Su madre y su padre, médicos militares, arrastraron a Nabil y a dos de sus hermanos en esta tercera huida de su país natal con la llegada del nuevo gobierno.
El Ejecutivo español les destinó a Salamanca en septiembre. “Nosotros teníamos mejor vida allí. Teníamos nuestros trabajos, estudios, nuestra casa y nuestros coches. Pero ahora estamos mejor en Salamanca”, relata. A sus 23 años es consciente de la importancia de vivir “pacíficamente”, algo que sí ha encontrado en la ciudad del Tormes, donde se ha topado con una sociedad con un carácter similar al de los afganos, a pesar de los kilómetros de distancia que las separan.
“En Afganistán también somos muy hospitalarios y habladores. Además, en Salamanca no son muy reacios a los refugiados como en otras ciudades”, sostiene el joven, siempre con una sonrisa, excepto cuando busca la palabra exacta en español, un idioma que aprende gracias a la ayuda de Cruz Roja Salamanca y que domina con cierta soltura para el poco tiempo que lleva aprendiéndolo. En septiembre no solo dejó atrás su casa, también sus estudios de Medicina. “Me faltan dos años para acabar”, matiza ante la posibilidad de continuar la carrera en Salamanca: “Retomar los estudios aquí sería difícil porque necesito más nivel de español”.
Además de con sus padres, Nabil vive en Salamanca con su hermana y su hermano. Sus otras cuatro hermanas están en Estados Unidos, donde trabajan en favor de los derechos de la mujer pisoteados en su país. “Mi madre y mis hermanas están horrorizadas con todo lo que está pasando allí”, confiesa. Así, sus progenitores tienen claro que abordarán la jubilación en Salamanca.
“Mi padre era cirujano en activo allí, donde ha trabajado más de 40 años y ha acumulado más de 20.000 cirugías”. Por otro lado, su madre era radióloga, un área en el que Afganistán está avanzada. “Allí es todo bueno pero los talibán”, desliza medio en broma medio en serio. En cuanto a Salamanca, ya ha percibido que lo mejor es su Plaza Mayor. “Creo que es más bonita que otras plazas mayores”, señala en su español a medias.
En cuanto a su futuro inmediato, este jueves espera que le llegue la tarjeta de residente para empezar a buscar un empleo. “Me gustaría que fuera un trabajo online”, sostiene, ya que ahora también se dedica al comercio electrónico.
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