El Banco de España ha dado la voz de alarma en un reciente informe sobre el negativo impacto que el envejecimiento de la población tendrá en los próximos años sobre la tasa de actividad y la reducción de potenciales trabajadores. «La participación laboral retrocedería de manera más acusada en las comunidades autónomas del noroeste y las dos Castillas, que cuentan, en general, con poblaciones más envejecidas», remarca. Sin mencionarla directamente, la institución nacional pone el foco en provincias como Salamanca , que no solo se encuentra en el territorio mencionado, sino que es, desde hace más de un lustro, la sexta provincia española con el índice de envejecimiento más elevado, solo por detrás de Zamora, Orense, Lugo, León y Asturias.
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Si este indicador del Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta a que los mayores de 65 años son más del doble que los menores, el cruce de datos del padrón continuo con los de la Encuesta de Población Activa (EPA) muestra que solo dos de cada cinco salmantinos trabajan. Si se quita de esta relación a los niños, lo cierto es que más de la mitad de los adultos de la provincia, concretamente el 52,42% no tienen una ocupación laboral. De las 151.800 personas activas en la provincia, según la EPA del segundo trimestre de este año, unas 15.200 estarían en el paro. Pero no serían estos los únicos adultos salmantinos que no trabajan. Hay más de 128.400 inactivos. Más de la mitad casi 70.000, son jubilados y pensionistas. Esta cifra supone que uno de cada cuatro adultos de la provincia ha dejado ya de trabajar por edad, pero también que hay un jubilado por cada dos trabajadores. Por otra parte, dentro de los inactivos se incluyen más de 22.000 estudiantes, 31.000 personas dedicadas a las labores del hogar y 2.200 incapacitados permanentes, entre otros.
El Banco de España advierte que en territorios como éste que «tienen a presentar tasas de actividad más reducidas y menores niveles de PIB per cápita», el progresivo envejecimiento de la población «contribuirá a ampliar las diferencias económicas entre las regiones españolas». En su informe, la institución nacional hace referencia a que la inmigración ha tenido durante los últimos años un «efecto amortiguador» a la reducción de la población activa derivada del envejecimiento. De hecho, el padrón de Salamanca ha crecido en los dos últimos años gracias a las personas llegadas de otros países, la mayoría en edad de trabajar.
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