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En los centros de salud de Salamanca hay 12 médicos MIR de la denominada 'generación covid': los profesionales que tenían que comenzar su etapa de formación en el verano de 2020, pero como por entonces aún se sufría la primera ola de la pandemia, el Ministerio de Sanidad decidió aplazar su incorporación al sistema hasta el mes de septiembre. Esta decisión tomada en 2020 tiene sus consecuencias ahora, en 2024, y el próximo año para las especialidades de cinco años.
Hasta octubre no podrán firmar contratos como médicos adjuntos especialistas y, por lo tanto, no pueden asumir en solitario las consultas de aquellos médicos que cogen sus vacaciones en verano.
Jesús Martín González es uno de los MIR de la generación covid que se están formando en Salamanca. Además, ocupa en el Colegio de Médicos el cargo de vocal encargado de los médicos en formación y precariedad laboral. Dos conceptos que tienen mucho que ver.
Cuestionado sobre cuál es el sentir general de los MIR a los que se les quiere pedir que jueguen un papel clave a lo largo de este verano, Jesús Martín recuerda que, por desgracia o por fortuna, representan a una generación de médicos que ya han demostrado siempre su voluntad de ayudar: «Mi generación ha tenido la suerte de ayudar durante las distintas olas de la pandemia. Digo suerte porque cuando uno se dedica a ayudar en situaciones de estrés, enfrentarse a algo tan complicado como fue la covid es una oportunidad de orgullo. Esta generación, cuando se ha necesitado colaboración en todas las olas que afectaron a la Atención Primaria, siempre ha estado ahí».
Lo que sienten estos jóvenes profesionales es que se han visto en medio de un fuego cruzado político. «La verdad es que no sabemos muy bien la propuesta que puedan hacer el Ministerio. Parecía que en la última reunión del Interterritorial se iba a hablar de medidas a largo plazo frente a la falta de médicos, y nos hemos visto de refilón en el centro de todo. El sentir general es de expectación porque nos falta mucha información», apunta.
Los MIR recuerdan que el problema al que se enfrenta ahora la sanidad española «se sabía desde hace cuatro años» y aboga por «alcanzar un pacto de estado que se centre en lo importante y no tanto en los intereses políticos».
Lo que tienen claro los médicos es que mientras sean residentes no podrán hacerse cargo de una consulta en solitario. «Durante los cuatro años de formación hay que estar supervisados desde el inicio, que empieza siendo una supervisión máxima, hasta el final, donde ya hay más libertad en consulta, diagnóstica, terapéutica y de procedimiento».
También juega un papel importante la faceta económica. «Desde luego que no cobra lo mismo un MIR que un médico adjunto. Hay bastante diferencia», recuerdan, aunque insisten en focalizar la atención en trascendente: «Antes de lo económico hay que resolver que las comunidades autónomas propongan lo que han pensado, que el Ministerio sea también muy claro y que nos envíen la información, porque la formación sanitaria especializada depende del Ministerio».
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