El Mercedes CL-500 lleca desde el 2008 en el depósito. FOTOS: ALMEIDA

Un Mercedes olvidado hace 15 años, el vehículo más veterano del depósito municipal

El depósito cobija unos 100 vehículos: desde un Kia Opirus «rescatado» de la chatarra por miles de euros, hasta una autocaravana incautada en una operación antidroga

Celia Luis

Salamanca

Domingo, 15 de octubre 2023, 17:02

Un lujoso Mercedes CL-500 «abandonado» desde hace 15 años, un Kia Opirus «rescatado» de la chatarra por miles de euros, una autocaravana incautada en una operación antidroga, una furgoneta de una empresa endeudada o autobuses urbanos que ya no funcionan, son algunos de los casi 100 vehículos que duermen cada noche en el depósito municipal de Salamanca, un servicio que nació en 1989 y por el que pasan cada año unos 9.000 coches de media.

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Cada vehículo entra en el «garaje» por diferentes motivos: por accidente, por abandono en la vía pública, por carecer de documentación—el seguro o el permiso de conducir—, por infracciones de aparcamiento en carga y descarga, en pasos de peatones, en zonas reservadas para personas con movilidad reducida, ambulancias, taxis.., por precinto—deudas municipales— y por requerimientos del juzgado, entre otros.

Al bajar de la grúa, Roberto Merchán, encargado de la gestión del depósito, fotografía cada vehículo y lo coloca en su sitio correspondiente. El agente se sabe de memoria las historias y los misterios que esconde cada uno de ellos. «El recinto cuenta con una capacidad de 180 coches y actualmente hay casi 95. Tenemos un apartado para coches, motocicletas, bicicletas y para eléctricos», detalla el agente.

El agente Roberto Merchán en el depósito municipal de vehículos. La caravana incautada en una operación antidroga.

Una vez dentro, la vida de estos motores pasa por diversos procedimientos. A los seis días, el depósito emite una notificación al propietario y si no obtienen respuesta, a los dos meses manda un requerimiento. «Este segundo es más serio porque incluye dos opciones: su renuncia o su retirada. Si a los dos meses nadie reclama, se publica en el BOE y se manda una resolución de la alcaldía donde se advierte que pasará a ser residuo sólido urbano. El último paso es una segunda publicación en el BOE 2 que permite achatarrar el coche a los dos meses», detalla Roberto Merchán.

Antes de la pandemia, el Ayuntamiento decidió eliminar las subastas de las piezas «porque era un procedimiento muy farragoso» y ahora todos los «olvidados» se acaban convirtiendo en trozos de metal. En 2021, 252 coches fueron achatarrados; en 2022, 232; y este año ya registran más de 100. «Una empresa de reciclaje se encarga de recogerlos y llevarlos al desguace para convertirlos en residuo sólido urbano. Cuando salen de aquí significa el final de su vida, salen con su baja definitiva de tráfico», manifiesta el funcionario.

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Cada día, el depósito posee cuatro grúas por la mañana y por la tarde y una por la noche. «Los fines de semana reforzamos a dos por las noches porque se entiende que hay más actividad, la gente sale más», añade.

Las tarifas varían en función del peso del vehículo. Si supera los 1.300 kilogramos, la grúa cuesta 142 euros y si no 91 euros. A esta cifra se suman 10 euros por cada día que esté dentro del depósito. «En ocasiones hemos remolcado coches los viernes de turistas que vienen a pasar el fin de semana a la ciudad y nos han llamado para decirnos que no lo sacan hasta el domingo porque le sale más barato que un parking», confiesa.

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Existen otros casos en los que no se aplican las tasas, como en los accidentes. «Por ejemplo, el otro día atropellaron a un ciclista y le subimos la bicicletapara custodiarla hasta que saliera del hospital», explica.

Muchos vehículos «mueren» en el depósito porque sacarlos supera su valor, aunque hay excepciones. «Tenemos un Kia Opirus desde hace cinco meses que iba a ir ya a la chatarra, pero su dueño nos llamó para comunicarnos que venía a por él», cuenta Merchán.

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Antes de ir al desguace, el depósito permite a los propietarios coger sus pertenencias del interior si lo desean. Según los agentes, esta acción registra «muchas curiosidades»: desde personas que se quieren llevar las ruedas o el volante de los vehículos, hasta otras que rescatan las cintas de Camela, las gafas de sol, los chalecos y triángulos de emergencia o las sillas de coche para bebés, entre otros.

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