El próximo 2 de diciembre se cumplen 31 años de la muerte del narcotraficante, terrorista, político colombiano y máximo cabecilla del Cartel de Medellín, Pablo Escobar. El profesor y escritor salmantino Santiago Alonso relata en su libro «Desmontando las narcoseries. Mitos del Cártel de Medellín» cómo pasó de pertenecer a una familia humilde a convertirse en un personaje histórico. Ahora, gracias a las series, «ya es un mito».
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¿Por qué Pablo Escobar?
-Me gustan las series de Escobar y decidí escribir sobre él. La gente quiere saber qué es ficción y qué no, pues eso es lo que va a descubrir en el libro.
¿Cuánto tiempo le llevó documentarse?
-En total han sido dos años de investigación y entrevistas a los protagonistas, a las personas de su entorno.
¿Estuvo con ellos en Medellín?
-Viajé hasta allí para entrevistar a Roberto Escobar, uno de los jefes del Cártel de Medellín. También he entrevistado varias veces a Nicolás Escobar, el hermano de Pablo, así como al abogado de la familia y del propio Cártel, Gustavo Salazar.
¿Qué se ha engrandecido de la figura de Pablo Escobar?
-Las series sobre él que se han emitido son muy «hollywoodienses». Hay que tener en cuenta que Escobar hasta los 28 años fue pobre, procedía de una familia sin recursos, y que el tiempo que fue rico fue muy perseguido. Creo que si no hubiera sido por la política corrupta de la época y la banca, no hubiera llegado donde llegó.
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Asegura en su libro que el Cártel pagó 5 millones de dólares al PSOE de Felipe González.
-Es una afirmación basada en documentos de cinco fuentes principales. Y es más, Felipe González invitó a Escobar a su toma de posesión en 1986, así como a la fiesta en el hotel Palace de Madrid, de lo que hay fotografías.
¿Por qué no se ha sabido más de este episodio?
-Fuera de España sí se ha hablado de la aportación a la campaña de Felipe González de 5 millones y del soborno a la Audiencia Nacional. Dedico un capítulo en mi libro a estas cuestiones contadas, además, por trabajadores de Escobar, uno de sus socios y por su propio hijo.
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¿Teme represalias?
-No me lo invento, me limito a recoger referencias.
¿Por qué en España no ha tenido tanta repercusión?
-Fuera de nuestro país se ha escuchado más. Aquí lo mencionó «Diario 16» y «El País» de pasada. El pago fue para financiar la campaña de González y quizás este sea el capítulo más impresionante del libro, junto con el dedicado al que cuenta cómo sobornaron al gobierno de Cuba, algo que contó el socio de Escobar, Carlos Lehder, cuando salió de la cárcel.
¿Cómo ve el pueblo a Escobar?
-Allí la gente le admira. Hay un barrio que lleva su nombre, tienen fotos de él en sus casas como si fuera la Virgen María. Costaba mucho encontrar a una persona que hablara mal de él.
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Pero ha pasado mucho tiempo.
-La realidad es que se ha creado un mercado en torno a su figura. Antes era un personaje histórico más y ahora, tras la emisión de las series, es un mito.
¿Qué característica especial tenía Escobar?
-Mucha valentía y era muy sosegado. Le estaba persiguiendo con helicópteros y sus trabajadores le decían: «¡Patrón, vámonos!», pero siguió viendo un partido en la tele tranquilamente. Esa serenidad era la que trasmitía a su alrededor. Además, tenía palabra y era buen pagador, por eso nunca le delataron.
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