Borrar
Chuchi, detrás de la barra, y Lumi Santos. VÍDEO: MANUELA MATEOS

El matrimonio que se despide después de toda una vida tras la barra: «Nuestra especialidad es una receta familiar muy antigua»

Lumi Santos está a la espera de encontrar a alguien que mantenga la esencia del negocio que lleva regentando 15 años

Elena Martín

Salamanca

Domingo, 30 de marzo 2025, 07:00

En el número 2 de la calle Gil de Ontañón, hay un bar que huele a hogar y tradición; un rincón donde cada café se sirve con cariño, donde las cañas se tiran con maestría y donde la tapa es una extensión del alma de quienes llevan casi 15 años detrás de la barra. 'El bar de Chuchi' no es solo un negocio. Es el reflejo de una vida dedicada a la hostelería, de madrugones y noches interminables, de sacrificio y satisfacción y de clientes que terminan convirtiéndose en amigos.

Pero ahora, Lumi Santos y su marido Chuchi se enfrentan a un nuevo capítulo. Tras décadas dedicadas a la restauración, han decidido dar un paso al lado y traspasar el bar para disfrutar de un merecido descanso. «Después de tanto tiempo trabajando, llega un momento en el que lo único que quieres es descansar un poquito», confiesa Lumi con la sinceridad de quien ha dejado muchas horas de su vida entre fogones.

Un sueño que nació en Garrido

Para conocer a fondo la historia de 'El bar de Chuchi', debemos remontarnos a mucho antes de que abriera sus puertas en 2011. Lumi y Chuchi ya tenían experiencia en el sector, habiendo regentado otro bar en el barrio de Garrido. Sin embargo, cuando vieron que este local se traspasaba, decidieron dar un giro y empezar de cero en una nueva ubicación. «Nos gustó la zona y nos gustó el bar. Lo cogimos y lo hicimos nuevo porque estaba muy desastroso. Le cambiamos el nombre y le cambiamos todo», recuerda Lumi.

El nombre surgió de la costumbre de los clientes de su antiguo negocio. «Teníamos bastantes nombres en mente, pero, como todo el mundo decía 'Vamos donde Chuchi', pues dijimos: 'El mejor nombre es 'El bar de Chuchi'», cuenta con una sonrisa.

Pero los primeros años no fueron fáciles. Todo negocio tiene un arranque complicado y este no fue la excepción. «Lo que más nos costó fue empezar con los desayunos. En cuanto a las tapas de la tarde, empezamos bien». Y, de esta forma, con el tiempo, lograron crear una clientela fiel y convertir el bar en un punto de referencia en la zona.

La hostelería: un oficio de sacrificio y pasión

Hablar de hostelería es hablar de esfuerzo. Para quienes la viven desde dentro, no es un trabajo más, sino un estilo de vida. «Si eres autónomo, empiezas por la mañana y terminas por la noche. No tienes descanso. Estás dedicado totalmente a esto», explica Lumi. «A mí me gusta muchísimo la cocina, pero llega un momento en el que ya es tiempo de descansar».

Imagen de una foto de Chuchi cuando era joven.

Chuchi lleva 49 años en la hostelería. Lumi, unos 28. Entre los dos, suman toda una vida sirviendo cafés, preparando tapas y sacando adelante un negocio con su propio esfuerzo. «Los dos hemos trabajado como empleados y, luego, en el año 1999, empezamos como autónomos», cuentan.

Pero los tiempos han cambiado y la hostelería de hoy no es la misma que era cuando ellos comenzaron. «El mayor problema que tenemos ahora es encontrar gente para trabajar. La gente viene y no quiere trabajar por la tarde, exige unas horas concretas y el horario de la hostelería es muy distinto. La hostelería está cambiando totalmente». Tanto es así que han tenido que ajustar sus horarios para adaptarse a la nueva realidad. «Aquí, por ejemplo, empezamos abriendo a mediodía, pero vimos que necesitábamos un camarero y no era rentable. Entonces cerramos a las 15:30 o 16:00 horas y volvemos a abrir a las 18:30 horas».

El alma del bar: su esencia y su gente

Si hay algo que define a 'El bar de Chuchi', más allá de su cocina o su servicio, eso es su esencia. Y, para Lumi, esa esencia tiene nombre propio: «La esencia de 'El bar de Chuchi' es Chuchi. Es así. Es una persona que lleva toda la vida en esto y lo lleva bien».

Y es que, con los años, el bar se ha convertido en un lugar de reunión para muchos vecinos y visitantes. «Aquí hemos vivido muchas cosas en familia. Hago los cumpleaños de mis nietas aquí, la Navidad y todas esas cosas... Lo voy a echar de menos». Porque, más allá del negocio, el bar ha sido un segundo hogar para Lumi y Chuchi; un espacio donde han construido recuerdos imborrables.

La especialidad de la casa: una receta con historia

Si algo ha caracterizado a 'El bar de Chuchi', además de su cercanía y buen ambiente, eso ha sido su cocina. Entre todas las tapas que han servido a lo largo de los años Chuchi y Lumi, hay una que se ha convertido en la especialidad de la casa: las empanadillas. «Es una receta de mi familia, de hace muchísimos años», cuenta Lumi con orgullo.

Y es que estas empanadillas tienen algo especial. «Son de las de toda la vida. Están hechas con harina y manteca y luego van rellenas de huevo cocido con bonito. Las hacía mi madre y, a día de hoy, yo sigo haciéndolas». Pero, además de este pincho estrella, en la barra de 'El bar de Chuchi' siempre ha habido una gran variedad de tapas: «Tenemos de todo. Tenemos tapas frías, calientes, patatas meneadas... pero las empanadillas tienen un éxito incomparable».

El futuro de 'El bar de Chuchi': un nuevo comienzo

Ahora, después de tantos años, Lumi y Chuchi buscan a alguien que quiera continuar con su legado. «Estamos esperando a que alguien vea cómo está esto, cómo está la zona, que es muy buena, y que quiera traspasarlo», explica Lumi.

Para ellos, lo más importante es que el bar caiga en buenas manos. Quieren que se lo quede alguien que valore lo que han construido. «No tengo ningún problema en que sea una persona que venga y no tenga ideas... Cada persona tiene una idea de negocio, pero, si no tiene ideas, si quiere seguir más o menos con esto y que yo le dé todas las recetas y todo lo que hago, no tengo ningún problema».

Y es que, aunque dejen el negocio, Lumi y Chuchi no olvidarán todo lo que han vivido en estos años ni a las personas que han pasado por su bar. «Estamos muy agradecidos de que hayan estado todos estos años. Quiero agradecer a todos que hayan venido, pero, sobre todo, quiero darles las gracias a todos esos que han dicho '¡Qué bueno estaba este pincho!' o '¡Qué bien nos has atendido!'».

Más de una década después, 'El bar de Chuchi' se prepara para cerrar un capítulo, pero su historia sigue abierta. Porque un bar no es solo un lugar donde se sirve comida y bebida, sino un espacio donde se crean recuerdos, se tejen relaciones y se construye comunidad. Y, en la calle Gil de Ontañón, eso se ha conseguido con creces.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El matrimonio que se despide después de toda una vida tras la barra: «Nuestra especialidad es una receta familiar muy antigua»