Concentración del tercer sector este jueves en la Plaza. ALMEIDA

«Te mato» y «te voy a cortar el cuello»: amenazas que cada día sufren los trabajadores de un centro de menores de Salamanca

En poco más de dos meses y medio han formalizado cuatro denuncias por agresiones en la Policía Nacional: «Si cada vez que te amenazan, denuncias, estaríamos todo el día en Comisaría»

Viernes, 14 de marzo 2025, 06:23

El asesinato de Belén Cortés en un centro tutelado de menores infractores de Badajoz ha destapado la «violencia sumergida» a la que cada día hacen frente los educadores sociales y el personal de algunos de estos centros. «Te mato»; «te voy a rajar el cuello»: son algunas de las amenazas que casi a diario reciben los trabajadores de «Los Molinos del Tormes», las instalaciones de la Junta de Castilla y León próximas a Tejares en las que hoy están acogidos una quincena de adolescentes. En este caso se trata de un centro de primera acogida, lo que implica que no hay un filtro previo: primero, se ingresa al menor por orden de Fiscalía y después se investiga.

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«Llega un momento en el que, si denunciases cada vez que te amenazan, estarías todo el día en Comisaría», señalan representantes de los trabajadores. Pese a esa peligrosa costumbre de asumir las amenazas, desde que comenzó el año, en menos de dos meses y medio, los técnicos que trabajan en este espacio han formulado ya cuatro denuncias por agresiones de menores en Comisaría. La última, hace apenas 15 días. «Es nuestro pan de cada día», apuntan los empleados.

En marzo, la Policía Nacional y sanitarios del servicio de emergencias acudieron al complejo —que pronto será sustituido por las instalaciones que la Junta está levantando en Puente Ladrillo— porque una adolescente había partido un cristal de una patada. Esta realidad y la presencia en el centro de, varios menores en tratamiento psiquiátrico que intentan autolesionarse o agredir a otras personas ha llevado a que se haya contratado vigilancia privada durante las noches «Se dieron cuente de que era un peligro dejar a dos mujeres de veintipocos años al cargo de todos los menores», apuntan fuentes del sindicato CSIF.

Pero los riesgos también existen por el día, inciden. Como ejemplo de la inseguridad, señalan que una educadora de este centro de titularidad autonómica llevó sola en coche a un joven al que al día siguiente agentes de la Policía arrestaron por un presunto delito de asesinato y del que nunca volvieron a saber.

Minuto de silencio a las puertas de la FAcultad de Educación. ALMEIDA

A «Los Molinos del Tormes» llegan internos que, según los trabajadores, superan los 18 años, pero que presentan documentación falsificada en la que figura que son menores. De hecho, fuentes sindicales señalan que se han dado casos de jóvenes que después de abandonar el centro por haber superado los 18 regresan con una documentación en la que pone que son menores, y cuando se les dice que ellos ya han estado en el centro y han superado la mayoría de edad lo niegan. Hasta que no se le hacen las pruebas forenses para demostrar el fraude, se quedan en las instalaciones.

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Ante esta realidad y en recuerdo de la educadora fallecida, la delegación de estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca convocó este jueves un minuto de silencio en memoria de Belén Cortés, un homenaje al que se sumaron profesores, el decano Ricardo Canal y el vicerrector de Investigación JoséMiguel Mateos Roco. Más de un centenar de personas secundaron esta concentración, a la que se sumó otra por la tarde en la Plaza Mayor, a la que asistieron unas doscientas personas.

Trabajadores del tercer sector reclamaron en el ágora «la dignificación de los profesionales sociales» a través de un aumento de personal, de mejores condiciones laborales y más recursos. Precisamente en esas deficiencias incidió la secretaria del Colegio Profesional de Educadores Sociales de Castilla y León, Patricia Torrijos, quien indicó que, aunque el crimen ha hecho que la sociedad centre ahora su atención en ello, «hay muchas violencia que queda sumergida» en esos centros. E insistió en que es momento de «buscar soluciones».

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«Lamentablemente las condiciones laborales que viven los educadores sociales no son las mejores. Llevamos años reclamando un mayor reconocimiento de la profesión, más recursos, una visibilización mayor del colectivo y de las situaciones que viven. Ahora ha salido a la luz, pero hay mucha violencia que queda sumergida en todos estos contextos. Deberíamos aumentar todos los recursos y mejorar las condiciones de los educadores», señala Torrijos.

Por su parte, el coordinador del Grado de Educación Social de la Universidad de Salamanca, David Caballero, hace una llamada a la reflexión. «Convendría también realizar una reflexión conjunta de profesionales e instituciones educativas. Pueden estar en ella también las universidades, donde formamos a los futuros educadores sociales y pedagogos», asegura. «Creo que desde la calma, desde la reflexión conjunta es desde donde debemos actuar», afirmó poco después de asistir al minuto de silencio.

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