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Dicen que un perro puede llegar a ser el mejor amigo de una persona. Son nobles, cariñosos, fieles como nadie y protectores. En el momento en el que más lo necesita una persona, son capaces de hacer lo que muchas otras no hacen: brindar todo su cariño sin pedir nada a cambio. Si no es así, que se lo digan a Gracia Guinaldo, que lleva meses luchando contra la fuerte depresión en la que cayó después de tener un problema laboral.
Un mal ‘episodio’ vivido en el trabajo que desempeña como matrona en el Hospital Virgen de la Vega, le llevó a caer en un “pozo negro sin fondo”, del que, al principio, se veía incapaz de salir. De hecho, han sido muchas las veces en las que Gracia Guinaldo se ha replanteado el hecho de “terminar con todo”.
En un momento de tanta oscuridad e incertidumbre, fue su perro Clooney el que hizo que viera la luz al final del túnel. “Justo cuando peor lo estaba pasando, mi psiquiatra me animó a llevar a mi perro a exposiciones de belleza. Cuando empezó a ganar premios, empecé a salir del gran pozo en el que me había metido”, recuerda Gracia Guinaldo, que asegura que, hasta hace no mucho tiempo, no se había preocupado de su apariencia.
“Clooney es el motor de mi vida. Es mi mejor terapia. Es naturalidad, espontaneidad y sencillez. Es pura bondad. Siempre está a mi lado cuando más lo necesito y sabe entender cómo me siento a la perfección”, relata Gracia a LA GACETA, resaltando que fue su perro el que puso una nueva meta en su vida: “Todo el mundo me decía lo bonito que era mi perro y que era mi reflejo. Clooney fue el que, después de mucho tiempo, me animó a salir de casa. Me ha devuelto la ilusión y las ganas de vivir”.
Después de tantos entrenamientos y de hacer tanto esfuerzo para conseguir algún premio de belleza, Gracia Guinaldo se topó con Pedro Bautista, director del Club Baucan Contigo, con el que ahora ha vuelto a coincidir en el curso de intervención asistida con perros que ofrece la Universidad Pontificia y en el que se ha matriculado para aprender más sobre los beneficios terapéuticos que tienen los animales en diversos ámbitos.
“La alegría que Clooney me muestra cada vez que me ve entrar por la puerta de casa hace que yo me dé cuenta de que verdaderamente hay gente a la que le importo. Clooney está al pie del cañón en mi día a día. Si ve algo que puede hacerme daño a nivel psicológico, rápidamente interviene”, afirma Gracia Guinaldo, ya parcialmente recuperada de la depresión en la que últimamente había estado sumida y que le hizo perder casi 10 kilos: “Todavía me queda mucho camino que recorrer, pero, gracias a Clooney, me veo capaz de seguir hacia adelante, tal y como lo he venido haciendo hasta ahora porque es un perro que sabe adaptarse a todo lo que siento y que ha conseguido que recupere una de mis mayores aficiones: escribir y leer cuentos”.
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