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Lunes, 15 de febrero 2021, 10:05
El impacto de la crisis económica ha alcanzado cotas que no se recordaban desde hacía años. Y una lectura más detenida de los datos evidencian el problema. Además de los 26.600 parados que hay en Salamanca, casi 4.000 más en un año, se deben añadir otros 11.000 demandantes de empleo que no figuran como desempleados, también tras otro aumento de 4.000 personas en comparación con enero de 2020.
El grueso de esos 11.000 demandantes de empleo que no son considerados parados corresponde a personas con relación laboral o que están ocupadas, 7.100 en concreto. Se trata de perceptores de prestaciones adscritos en trabajos de colaboración social, con expedientes de regulación de empleo, trabajadores fijos discontinuos, afiliados a la Seguridad Social en los regímenes generales o autónomos y demandantes ocupados agrícolas. El incremento en este grupo respecto a un año, ahora hay 3.300 más que entonces, se debe principalmente a los ERTE, sobre todo en actividades como la hostelería, gimnasios o centros comerciales.
Otro colectivo de demandantes que ha experimentado una fuerte subida es el que agrupa a los que cuentan con un empleo inferior a tres meses de duración, con jornada parcial de menos de 20 horas semanales, estudiantes menores de 25 años o que demandan un primer empleo si tienen más de 25, o los demandantes con alta especial en la Seguridad Social. De 909 inscritos que había en enero de 2020, ahora hay apuntados 1.445.
Las demandas de un empleo específico también crecen de 97 a 177, aunque son un grupo más pequeño. Se trata de personas que solicitan trabajo solo a domicilio, teletrabajo, un empleo en el extranjero, emigrantes con voluntad de regreso o extracomunitarios con condiciones específicas de acceso al empleo. Otro sector de demandantes, los de baja disponibilidad, son los únicos que prácticamente no experimentan cambios, ya que están apuntadas 2.280 personas en esta situación, por las 2.235 de hace un año. Bajo este “paraguas”, los servicios públicos de empleo incluyen a los que tienen vigente una suspensión con intermediación, jubilados y pensionistas.
A estas cifras habría que sumar a las personas que están haciendo un curso, que no cuentan como parados y tienen la demanda de empleo suspendida. Esta decisión se tomó durante el Gobierno de Zapatero, que aprobó un cambio normativo que han mantenido posteriormente los siguientes ejecutivos, por los que los servicios de empleo clasifican a los alumnos mientras duran determinados cursos como demandantes en suspensión, por lo quedan fuera de las listas del paro y tampoco reciben ofertas de empleo ni son llamados para entrevistas mientras dure la formación. El motivo esgrimido en su momento para justificar esta decisión era que, al estar suspendida su demanda de empleo, los desempleados no tienen la obligación de ir a sellar a la oficina, en este caso del Ecyl, lo cual beneficia a las personas que están cobrando algún tipo de prestación o subsidio.
En Salamanca, el perfil del demandante de empleo refleja que el nivel de estudios mayoritaria entre los que buscan un trabajo, parados y no parados, es bajo en términos generales. De hecho, la mayoría de los demandantes sólo han completado los estudios de Secundaria, 18.818 de los 37.651. Con licenciatura o grado universitario hay 3.633 salmantinos, casi un 10% del total, mientras que con una diplomatura universitaria están inscritos en el Servicio Público de Empleo 1.628 personas, mientras que los titulados en un ciclo de Formación Profesional Superior son 2.322.
Un dato preocupante es el alto número de personas apuntadas en el Servicio Público de Empleo y que apenas cuentan con formación. Hay 352 que no pueden presentar formación alguna y casi 7.923 que ni siquiera llegaron a completar los estudios de Primaria o la antigua EGB. En estos casos, la posibilidad de que encuentren un trabajo se reduce salvo que consigan “reciclarse” como trabajadores.
Además de la formación baja o incompleta, el otro mayor obstáculo para encontrar un empleo es la edad. La franja más problemática desde hace años es la de los mayores de 55 años, un colectivo con más de 10.000 personas en Salamanca entre demandantes parados y no parados, casi una tercera parte del total. En cuanto a menores de 30 años, hay 7.600 demandantes en Salamanca, a los que esta crisis más les está afectando por el descenso de las contrataciones temporales.
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