Manuela Plaza: «Lo peor de mis 13 años en el cargo fue la pandemia y aún así me voy satisfecha»

Deja la Gerencia de Salud de Área después de 13 años al frente de la sanidad salmantina.

Pone fin a su carrera profesional el día 22 de diciembre. ¿Un premio?

—Llevo una semana entera llorando. Tengo nostalgia y tengo alegría. Al final me marcho porque cumplo 70 años. Ni me cesan, ni lo dejo porque esté cansada... Es que he cumplido la edad y tengo que abrir otro capítulo. Me viene un momento dulce a nivel personal porque voy a ser abuela y toca disfrutar de la familia.

Más de una década la convierte en uno de los cargos con más veteranía de la Comunidad.

—Han sido casi 13 años. Empecé en el Servicio Territorial de Salud en 2011. En 2015 me llamó el consejero Sáez Aguado porque mi mentor, Agustín Álvarez Nogal, le propuso mi nombre para la Gerencia de Salud de Área. La sorpresa fue que me dijo que tendría que acumular ambos cargos. Era una especie de experiencia piloto del consejero, pero que normativamente no se llegó a desarrollar. Al principio te impresiona el reto de cómo vas a ser capaz de asumir dos trabajos, pero por otra parte sientes la satisfacción de que si te lo ofrecen es porque te ven capaz.

Usted es farmacéutica.

—Yo empecé en 1986 haciendo las sustituciones de los 60 partidos farmacéuticos que había en la época, porque no se habían transferido las competencias. Después regenté una farmacia en Ledesma y luego me fui a Zamora para empezar en la Administración.

¿Qué consejo le daría a quien le sustituya en el cargo?

—No sé quién va a ser, pero le aconsejo que se entregue porque estás al servicio de los ciudadanos. También que cuide las relaciones con las instituciones. Yo he tenido la suerte de llevarme muy bien con todas hasta el punto de que cuando irrumpió la pandemia el Colegio de Odontólogos nos entregaron todo el material de protección que tenían en sus clínicas.

¿La pandemia es el peor recuerdo?

—Claramente. Una época en la que no había horarios, pero no nos quejamos. Al revés: teníamos la sensación de si podíamos haber hecho aún más o mejor, pero dimos todo lo que pudimos. Pese a ser una etapa dura, tuvo algo de gratificante que me hace irme satisfecha.

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