El lugar 'exclusivo' para los salmantinos donde disfrutar del sol es un auténtico privilegio

Con el verano llega el calor, y con el calor los salmantinos se lanzan a las calles a disfrutar del buen tiempo y el sol. La plaza de Anaya es el lugar perfecto para tomarse un descanso y tomar el sol, además de ser un lugar donde poder disfrutar de increíbles vistas de las Catedrales y de una parte fundamental del patrimonio cultural de Salamanca.

Este espacio, compuesto por cuatro jardines, se llena de personas jugando a las cartas, tomando el sol o haciendo cualquier actividad al aire libre. Espacio donde los visitantes de Salamanca se quedan boquiabiertos admirando nuestra arquitectura, y dónde los jóvenes pasan las tardes charlando o tocando la guitarra.

Ahora en verano, podemos ver gente sentada en su césped, en sus escaleras, en los bancos. Cualquier lugar es bueno para disfrutar y descansar. Y, en concreto, la plaza de Anaya ofrece una buena sombra gracias a su gran secuoya, proporcionando un ambiente fresco a la par que agradable para sentarse al aire libre.

Se trata del segundo ejemplar de esta especie. El primero es la secuoya roja que se encuentra en el patio de la Universidad y que fue entregado por Federico de Onís en 1870. La secuoya de Anaya fue cedida casi un siglo después por un descendiente del jurista. Se trata de un árbol cuya altura puede llegar a medir entre 50 y 85 metros, y con un diámetro de 6 metros de media.

Uno de los habituales en este lugar de Salamanca es Rodrigo Carrasco, estudiante de doctorado en filosofía. «Me gusta el lugar abierto, eso me genera mucha paz», comentaba el joven. «Hay mucha gente, depende del día y de la hora. Los sábados son los días que más gente hay». Por último, finalizaba diciendo «sentarme, leer, escuchar música o simplemente caminar, cuando estoy aquí siempre es en la sombra».

Otra de las usuarias es Andrea Márquez, estudiante de enfermería en Ávila, que cada vez que pasa por Salamanca suele «quedar a tomar algo en algún bar de la zona o a cenar, me doy una vuelta por Anaya, y nos sentamos en algunos de los bancos y hablamos. Ahora en verano, mucha gente va hasta allí para tomar un helado, charlar, tomar algo en los jardines», añadió. «Lo que más disfruto de Anaya son las vistas, la catedral y por la noche, cuando se ilumina está muy chula.»

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