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Domingo, 14 de agosto 2022, 16:09
Lleva 16 años conduciendo un vehículo adaptado por lo que eso de sacarse el carné a él le queda “un poco lejos”, bromea. Una lesión medular en 2005 a raíz de un accidente hizo que Rubén Sequeros quedara en silla de ruedas.
Por aquel entonces tenía un sinfín de permisos de conducción. “Me gustaba mucho y desde que me saqué el primero en 1998 no paré. Tenía varios”, afirma. Sin embargo, un incidente supuso para él un antes y un después en su vida y no le quedó más remedio que examinarse en 2006 de nuevo. “Me respetaron el teórico pero tuve que volver a hacer el práctico porque claro tienes que volver a aprender a manejar el coche”, indica. Desde entonces, no ha dejado de conducir y con su dilatada experiencia afirma que “el gran problema” de Salamanca es la ubicación de las plazas de aparcamiento reservadas a personas con discapacidad.
El salmantino, de 42 años, indica que muchas de estos aparcamientos han sido diseñados de tal forma que salir del vehículo supone un auténtico peligro. “No entiendo cómo algunas pueden estar así colocadas. Si hablaran con nosotros antes muchas de estas cosas no pasaban”.
En primer lugar, Rubén asegura que no se deja lo que se denomina una zona de transferencia, es decir, un espacio adyacente a la plaza para que la persona pueda salir de una manera segura. “Un ejemplo. Quiero salir del coche en una calle estrecha de único sentido. Como voy con la silla y tengo que abrir al completo la puerta para salir bien, me veo obligado a invadir la calzada, con el riesgo que ello conlleva. Primero porque me estoy metiendo en la carretera y segundo porque la mayoría de las ocasiones los vehículos se detienen hasta que salgo pero siempre hay impacientes que deciden avanzar y me pasa el coche a centímetros”, reivindica el salmantino, amante de los deportes.
Una vez que ya ha salido de su vehículo, continúan los problemas. “Me encuentro con un escalón, por donde obviamente no puedo pasar, y con que el paso de peatones más cercano lo tengo a una distancia considerable”. Sin poder solucionar el problema, no le queda más remedio que, como le ocurre siempre que acude al paseo de Canalejas, recorrer con su silla varios metros de la calzada hasta llegar al paso de peatones y de ahí poder acceder a la acera. “Es que lo que recorro son 80 metros entre los coches. Directamente me la juego”, denuncia Sequeros.
Así las cosas, desde este medio Rubén Sequeros pide a los encargados de elegir la ubicación de las plazas para personas con movilidad reducida que se pongan en su lugar. “No se puede hacer una plaza y que salgas y haya un escalón. No tiene sentido, yo no sé a quién se le ocurren estas cosas”.
Lo mismo exige al resto de conductores de Salamanca, pues asegura que como “ha pasado toda la vida”, son muchos los intrusos que las personas con discapacidad física se encuentran a diario, gente que no necesita hacer uso de esa plaza de aparcamiento pero que lo hace con la excusa de que solo serán unos minutos.
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