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Lunes, 3 de mayo 2021, 12:01
La Universidad de Salamanca despliega una amplia labor en materia de Responsabilidad Social Corporativa, que está ligada tanto a la naturaleza de la institución como a sus fines. Además, la relación con su entorno determina esa actividad que es especialmente evidente con los ... programas del Servicio de Asuntos Sociales (SAS) y la Oficina Verde, sin olvidar las propuestas de los servicios de Deportes y Actividades Culturales, que se expanden fuera de la comunidad universitaria.
Gracias al SAS, creado hace más de 20 años, la Universidad de Salamanca ha vivido una de sus mayores aperturas a la sociedad. Se han roto barreras y se ha promocionando la solidaridad y la participación, como explica el equipo que dirige Ana Belén Sánchez.
El origen del SAS se encuentra en la Unidad de Discapacidad para la comunidad universitaria, como comenta José Ángel Gallego, y está en funcionamiento desde 1989 en la USAL. El grueso del trabajo es el respaldo y atención a estudiantes con discapacidad, dificultades de aprendizaje como la dislexia o necesidades específicas de apoyo, una tarea que se aborda ya desde la época preuniversitaria para que los alumnos se enfrentan a la EBAU bajo el paraguas de la igualdad de oportunidades.
No todas las universidades cuentan con una Unidad de Discapacidad. Y Salamanca ha creado programas pioneros como UniverUSAL para incluir en la universidad a personas con discapacidad intelectual o problemas de salud mental: en la actualidad hay 120 alumnos y en grupos de 15 personas se abordan todas las ramas del saber, en un modelo mixto presencial-online, “homólogo de la Universidad de la Experiencia”. Además, con el Programa Mentor Inclusivo se presta un apoyo extra, a través de voluntarios que son veteranos en sus titulaciones, a personas con dislexia, síndrome de Asperger o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), ayudándoles también a superar el día a día.
200.000 euros en ayudas por la covid
En época de pandemia por covid, la Universidad de Salamanca cuenta con una partida superior a los 200.000 euros dirigida a estudiantes que hayan sufrido la pérdida de sus progenitores o de un trabajo remunerado para que no abandonen sus estudios. Las cuantías de las ayudas lanzadas en noviembre por el equipo de Ricardo Rivero varían en función de la necesidad que se justifique: alquiler, matrícula, conexión a internet...
La Universidad de Salamanca cuenta con un Fondo de Cooperación. Los estudiantes pueden destinar 1 euro solidario al fondo en el momento de formalizar la matrícula. Y PDI y PAS pueden, voluntariamente, destinar el 0,7% de su sueldo a este fondo. Con este dinero se financian todos los años proyectos de cooperación en países en vías de desarrollo y se convocan las Becas Manuel Andrés Sánchez para que los estudiantes puedan viajar y participar activamente en proyectos. Este año, como novedad, según comenta Rocío Cruz, se amplía la posibilidad de participar también en proyectos de desarrollo comunitario en barrios y comarcas vulnerables de Salamanca, Ávila y Zamora.
En materia de Participación y Voluntariado, prosigue Begoña Lázaro, hay más de 60 acuerdos con las ONG para que tengan el respaldo de voluntarios de la comunidad universitaria.
En alianza con los hospitales, el SAS lanzó desde el principio de la pandemia una campaña para hacer llegar a personal sanitario y pacientes hospitalizados mensajes, poemas, cuentos, cartas y dibujo de apoyo. Tras el verano, la campaña se reactivó en noviembre, cubriendo así una época tan sensible como las Navidades. Y en febrero, a petición del Complejo Hospitalario, se recogieron 12.000 libros que fueron enviados a los hospitales de Salamanca, Ávila y Zamora.
Desde el SAS, con el Programa Intergeneracional se promueve el alojamiento de jóvenes en casas de personas mayores que viven solas, una simbiosis que mitiga la soledad de los ancianos al tiempo que el estudiante consigue una residencia gratuita. Para paliar las desventajas de ser mayor, y en tiempos de pandemia, los mayores —que se sienten solidarios con este tipo de ayuda a los estudiantes— también se han visto beneficiados no solo con el acceso a las tecnologías de comunicación a través de los ordenadores, sino también con los móviles. Jóvenes y mayores comparten así grupos virtuales de conversación e intercambio de contenidos como vídeos formativos.
El SAS también cuenta con unidades de Atención Psicológica y Atención Psiquiátrica para ayudar a las personas a nivel emocional, sexual y de salud mental. Como explica Casandra Pablos, se ofrecen sesiones de manera gratuita. Y se están estableciendo talleres y grupos de trabajo en función de problemáticas afines como sexualidad, drogadicciones, gestión de ansiedad ante los exámenes, falta de autoestima...
Finalmente, con la convocatoria “Objetivo: Campus Sostenibles” este año se impulsa por primera vez como una manera de posicionar a los estudiantes como verdaderos agentes de cambio, que participan con proyectos de innovación social y sostenibilidad que mejoren los campus y su entorno desde la triple vertiente de la sostenibilidad: justicia social, ambiental y desarrollo económico. Se han recibido cerca de 40 propuestas que en los próximos días serán valoradas y a partir de mayo se empezarán a implementar.
Máster de RSC
La Responsabilidad Social Corporativa y/o Sostenibilidad es el eje fundamental sobre el que gravita el nuevo paradigma de Dirección de Empresas. La Universidad de Salamanca se encuentra a la vanguardia de la formación internacional de estos contenidos a través del Título Propio de Máster en Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad.
El programa es la referencia en este campo de estudio, y es innovador tanto en la metodología docente que aplica como en los contenidos que se imparten. “El claustro de profesores está formado por una combinación de profesionales y doctores en la materia. Los profesionales son referencias en sus campos y ocupan puestos de extraordinaria relevancia, siendo máximos responsables de grandes empresas e imparten una semana de profesionalización cada uno. Contamos con Federico Gómez del Grupo Santander, Sonia Hernández de Repsol, Eduardo Puig de la Bellacasa de Telefónica, y Juan José Almagro de MAPFRE”, explica José Ignacio Galán Zazo, catedrático de Organización de Empresas y director del Máster de RSC. Hay alumnos de ocho países, que están trabajando y ocupan puestos de relevancia en RSC.
Ahora se quiere crear una comunidad en redes sociales para extender los conocimientos al empresariado y la sociedad local, generando un ecosistema emprendedor centrado en el sector agro industrial, el sector biotecnológico y la industria del software.
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