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Martes, 22 de noviembre 2022, 22:37
El Ministerio se precipitó en la implementación de la nueva ley y la Consejería, nada favorable al cambio, se retrasó en la aprobación de los nuevos currículos y, como consecuencia de todo ello, los maestros y profesores van ahora con la lengua fuera, desbordados por el papeleo. La mayoría llevan dos meses dando clases sin tener elaborado aún el programa didáctico para este curso. Normalmente lo preparaban durante el verano o en las primeras semanas de septiembre para entregarlo a la Junta en octubre, pero este año era materialmente imposible, así que la propia administración autonómica, consciente de ello, la amplió el plazo hasta Navidad. Y dado que hasta la semana pasada los profesionales de la educación no han empezado a recibir los cursos de formación sobre la LOMLOE —más conocida como Ley Celaá—, la administración autonómica ya abre la puerta a que puedan presentarla en la primera mitad del segundo trimestre. “Aún falta un mes para que expire ese plazo, pero, si algún centro necesitara más tiempo por alguna circunstancia puntual, también podrá entregarlo durante los meses de enero y febrero de 2023”, señalan desde la Consejería de Educación.
“Llevo 25 años dando clase y ahora no soy capaz de adaptarme porque no me han dado ni formación ni tiempo”. Es la expresión de lo desbordado que están los docentes, según explica el presidente de CSIF Salamanca, Federico Martín. “El empeño del Ministerio de acelerar su aplicación y de la Comunidad de retrasarla lo más posible al final lo pagan los profesores”, subraya.
Esta Ley Orgánica de Modificación de la LOE cambia el currículo, la terminología, los procedimientos, la forma de evaluar y hasta los horarios. Todo se ha sometido a revisión y hay que elaborar los contenidos de la asignatura, el proyecto de centro, la programación de aula, el programa general anual. “Y los currículos adaptados no los hemos tenido hasta finales de septiembre, lo que ha derivado en un caos. Y no sabemos cómo hacer porque están empezando ahora a dar la formación al profesorado”, denuncia presidente de ANPE Salamanca, Guillermo Bueno. “Se han dado cuenta de que es inviable tener todo este trabajo burocrático antes de Navidad”, añade aludiendo al hecho de que la propia Junta ha flexibilizado aún más la prórroga que ya dio.
“Aunque puedas entregarlo más tarde, tienes que tenerlo elaborado igualmente, a toda prisa, para preparar las clases, las actividades en el aula y las evaluaciones. Estamos dando clases sin visión de curso. O tienes planteados tus objetivos, contenidos, actividades, evaluaciones,... para todo el año o la visión que tienes tú y tus alumnos será parcial y quizá no vaya en la dirección correcta”, señala Federico Martín, remarcando que esto genera en los docentes “inseguridad, incertidumbre y cierto grado de ansiedad” y que los maestros y profesores llegan a dedicar más tiempo a papeleo que a dar clases. “No hay ni libros de texto, que, aunque no son todo, dan tranquilidad al profesor”, añade Guillermo Bueno. Una situación que se complica aún más en los centros rurales más pequeños, donde los recursos humanos son muchos menos y la burocracia es casi la misma.
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