![Ropa tendida junto a la fachada del ruinoso edificio.](https://s1.ppllstatics.com/lagacetadesalamanca/www/multimedia/2022/02/16/imagen-whatsapp-image-2022-02-08-at-20-07-55_1-3421838_20220216202935--1200x900.jpg)
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Miércoles, 16 de febrero 2022, 21:29
Ya ni siquiera ocultan que han “okupado” el ruinoso edificio. Algunas contraventanas se encuentran abiertas de par en par. Dos cochecitos de bebé se encuentran aparcados a la puerta. Y la semana pasada dos cuerdas atadas a la fachada sostenían decenas de prendas de ropa que se secaban al sol. El polémico palacete del paseo de la Estación, con deficientes condiciones de habitabilidad, es ya un refugio estable de sintecho contra el que, a pesar de estar en el foco de atención de la Policía Local y los Servicios Sociales, el Ayuntamiento poco puede hacer. Tras más de una década de actuaciones, incluida la obtención de una orden judicial para desalojar a quienes en 2013 lo convirtieron en su hogar, todos los intentos de que los “okupas” lo abandonen han resultado infructuosos hasta el punto de que estos ya han dejado de acceder a escondidas y de ocultar todo rastro que denote su presencia en él.
Fuentes de Servicios Sociales del Consistorio explican que sus “inquilinos” actuales no residen en él de forma permanente, sino que se ha convertido en el hogar temporal de diferentes personas sin recursos y algunas de ellos con patología dual. Descartan, eso sí, la presencia de menores, y aseguran que los cochecitos son usados por indigentes para trasladar algunas de sus pertenencias. Tanto los técnicos municipales de inclusión durante el día como por la noche los profesionales de la Unidad de Emergencia Social (UES) acuden de forma habitual a atender a las personas que viven en el 29 del paseo de la Estación. Pese a que les ofrecen dormir en el Centro de Emergencias y otros recursos sociales, rechazan esa ayuda y prefieren seguir alojándose en un inmueble semiabandonado en el que en los últimos años se han registrado incendios y agresiones.
No hay denuncias de los propietarios ni tampoco de los vecinos por la “okupación”, ni siquiera por molestias o ruidos, por lo que, según apuntan desde la Concejalía de Protección Ciudadana, la Policía Local no puede obligarles a que abandonen la que hoy es su morada. La legislación impide que las Fuerzas de Seguridad accedan a la construcción salvo que se produzca una denuncia o un incidente que en ponga en riesgo a sus “inquilinos”.
Frente a las dificultades que hace una década tuvo Urbanismo para conseguir que los propietarios del palacete saneasen la finca y acometiesen las obras para garantizar su salubridad y evitar desprendimientos, actualmente los dueños están atendiendo los requerimientos que el Ayuntamiento les hace, con lo que tiene las “manos atadas” ante la “okupación” del inmueble.
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