![Los guardianes de la tradición de San Blas](https://s1.ppllstatics.com/lagacetadesalamanca/www/multimedia/2023/01/27/gargantilla_1-4339178_20230127160622--1200x798.jpg)
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Viernes, 27 de enero 2023, 17:06
Se acerca el Día de San Blas, patrón de los médicos otorrinos y laringólogos, y como cada año, el matrimonio de Vicente Peña y Mercedes Gómez sale a la calle a vender las famosas gargantillas para los salmantinos. Esta semana inauguraron la ocasión para ... este 2023.
Desde tempranas horas de la mañana, ambos se acercaron a la iglesia de San Juan de Sahagún, donde se bendijeron las gargantillas para posteriormente, poder ofrecerlas al público y que cumplan su función milagrosa.
La leyenda relata que el obispo Blas de Sebaste salvó a un niño de morir ahogado al clavársele una espina de pescado en la garganta, y por ello, la tradición conduce a que sus seguidores coloquen estos collares bendecidos en sus cuellos, hasta el Miércoles de Ceniza, fecha en la que se queman. Este ritual supone que, a partir de ese momento, la garganta queda protegida de enfermedades.
Y es que la pareja lleva más de 45 años a pie de calle perpetuando esta costumbre. “Yo llevo vendiendo gargantillas en esta esquina cada año desde que era prácticamente una niña”, declaraba Mercedes, encogida por la temperatura.
La tradición ha ido pasando de una generación a otra entre la familia de la vendedora. Vicente, al contraer matrimonio con su mujer, y junto a su hermano, decidió que también quería formar parte de la costumbre.
A pesar de que hace unos años, varios núcleos familiares se encargaban de la venta ambulante de las gargantillas, a día de hoy en la ciudad solo quedan ellos tres. “Mi mujer y yo vamos a seguir con esto hasta que ya no podamos hacerlo”, afirmaba con decisión Vicente, que además explicaba su preocupación por continuar con la tradición, pues si no hay ningún sucesor, la costumbre acabará existiendo solo en los recuerdos de los salmantinos en un futuro: “Cuando no podamos seguir, supongo que esto tendrá su fin”, decía el hombre un tanto decepcionado.
“Todo ha cambiado. La tecnología y la informática han hecho que la gente ya no tenga tanta fe ni ilusión. Antes todo era más sencillo y las personas disfrutaban más de las pequeñas costumbres, sin preguntarse el por qué”, explicaba el vendedor, que a pesar de declarar que las ventas han dismunuido con el paso de los años, también quiere dejar claro que los compradores comprenden todas las edades. “No solo compran gargantillas las personas mayores, también vienen muchos jóvenes. Supongo que tendrá que ver con lo que se ha visto en sus casas”, comentaba Vicente.
Buscando siempre un pequeño rincón donde el sol asome, el vendedor lleva más de cuatro décadas colocándose a los pies de la plaza de San Juan de Sahagún junto a su hermano: “Esta calle ya no parece lo que era. Cuando yo empecé con las gargantillas, el Carrefour se llama Simago y la calle no era peatonal”.
Su mujer, por las mañanas se sitúa en la plaza del mercado, y por las tardes en la Puerta de Zamora.
“Es un trabajo muy duro, y este año creo que lo va a ser especialmente por el frío”, comentaba Mercedes.
Ambos tienen claro que su labor en las calles del centro de la ciudad no termina hasta el miércoles que viene, Día de San Blas, así que se preparan para luchar contra las bajas temperaturas: gorro, bufanda, guantes... y algún descanso para tomar un café y entrar en calor.
Después, solo quedará esperar un año más para que los salmantinos se vuelvan a reencontrar con la pareja que lleva casi medio siglo a pie de calle repartiendo ilusión y fe.
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