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Miércoles, 5 de enero 2022, 18:20
Para un edificio encontrarse presente en una lista del movimiento moderno como la de la Fundación Docomomo Ibérico es sinónimo de prestigio y reconocimiento para el autor de dicha construcción. Además, este registro tiene dos misiones claras: documentar y conservar los edificios que son representativos de esta corriente, una de las más importantes que se desarrolló a lo largo del siglo XX.
‘Menos es más’. Esta es una de las mejores frases que define a este movimiento moderno, en el que los edificios presentan pocos adornos y están lo más ‘limpios’ posible. Otra de las características fundamentales de esta corriente es tener las ventanas grandes y horizontales para aprovechar más la luz que entra en las habitaciones.
Son diez las construcciones de Salamanca que se encuentran en el registro del Docomomo Ibérico: Colegio Mayor Hernán Cortés, Escuela de Artes, Residencia de las Dominicas, Convento del Rollo, viviendas de la calle Brocense, 22-24, viviendas de la calle del Prior, 9-11 y Prado, 5-7, viviendas de la esquina de Plaza de España con el paseo Canalejas, viviendas de la calle Pozo Amarillo, 13, viviendas de la calle Fray Luis de Granada, 12, y viviendas de la calle Azafranal, 40.
Muchos de estos edificios tienen un valor muy actual, otros sin embargo son más anodinos para el público general, pero los expertos si que pueden observar los rasgos característicos. Por ello en el Docomomo Ibérico el reconocimiento es de los propios arquitectos hacia el trabajo de sus compañeros.
Tres de estas construcciones han sido incorporadas por el Ministerio de Cultura al Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural del siglo XX, por lo que cobran un prestigio mayor como ha sido el caso del Colegio Mayor Hernán Cortés, un edificio que es un ejemplo muy rotundo del movimiento moderno y era un clásico en las revistas de la época para explicar lo que significaba esta corriente. La Escuela de Artes también se encuentra entre los elegidos y tiene una gran relevancia dentro del movimiento moderno a pesar de haber sufrido transformaciones. También ha sido incluido el Convento del Rollo, que se trata de un edificio que obtuvo el Premio Nación de Arquitectura en 1963.
Sobre estos reconocimientos, el arquitecto charro Pablo Núñez asegura que “hay que valorar la construcción del edificio y no al autor, ya que ha habido grandes arquitectos que han hecho verdaderas chapuzas”.
Por su parte, José María García de Acilu, Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de León, “echa en falta” algunos edificios salmantinos que no tienen este reconocimiento como es el caso del mercado de San Juan o un bloque de viviendas situado en la calle de la Marquesa de Almarza cuyo autor fue Antonio Fernández Alba, uno de los arquitectos más reconocidos del siglo XX.
De esta decena de construcciones, García de Acilu destaca sin ninguna duda “el edificio de la calle Brocense, número 22-24, cuyo autor fue Genaro de No y que es un ejemplo auténtico de lo que es la arquitectura del movimiento moderno. Debe ser de los primeros que se hizo en Salamanca de esta corriente y es un edificio que tiene una vigencia absoluta”.
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