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Sábado, 9 de abril 2022, 14:56
Faroles relucientes y adornos perfectamente colocados para embellecer la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención (2015) de José Antonio Navarro Arteaga. “Tenemos muchas ganas, ha sido una espera larga”, comentaba uno de los costaleros. El Convento de San Esteban era testigo este viernes de los nervios de los hermanos de la cofradía Penitencial del Rosario, que tras una década pendientes del visto bueno del obispo —que llegó en junio de 2019— vieron truncado su sueño un año después con motivo de la pandemia. Pero por muy larga que haya parecido la espera ese día ha llegado y este sábado pisarán por primera vez las calles de Salamanca con una procesión que estará marcada por la “seriedad, la solemnidad y la excelencia”.
Así lo asegura Óscar Rodríguez San Dionisio, miembro del equipo de asesoramiento artístico de la cofradía. “El cortejo principalmente va a destacar por su seriedad y la compostura de los nazarenos en la calle. Habrá gente que quiera y que no podamos controlar pero la idea es que sea muy seria, muy solemne, en la que no cabe ningún aplauso ni ningún tipo de alarde”, explica.
Son varios los elementos que otorgarán este carácter al desfile penitencial. En primer lugar, el hábito blanco de los nazarenos, de lino, junto al capirote de 110 centímetros, el más alto de Salamanca. “Representa a un ciprés que se alza al cielo encontrando esa espiritualidad”, explica Rodríguez.
De la misma forma, se recupera la cola del hábito recogida al brazo, un motivo romántico del siglo XIX; además del destacado cristograma sobre el pecho en referencia a la sangre derramada por Cristo por la remisión de los pecados.
En lo que al cortejo se refiere, la Cruz de Guía, elaborada en el taller de la cofradía y con incrustaciones a San Pío V y Santo Domingo de Guzmán, será la encargada de abrir el camino. Tras el primer tramo de nazarenos, será el turno del estandarte del Rosario “para recordar la matriz de la cofradía” y a continuación la reliquia de la Santa Espina escoltada por los faroles de mano. “Va a ser uno de los motivos más destacados de la procesión, incluso más que el paso, porque va a ir acompañada por dos servidores de librea con faroles. Lo portará un nazareno en las manos con un paño litúrgico”, añade el cofrade.
Finalmente cierra la procesión la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención, la primera piedra de lo que pretende ser la futura Santa Cena. Estrena desde la túnica hasta las potencias, así como el cíngulo de oro y el cáliz. “El paso es el de la Virgen del Rosario que se ha aderezado para la ocasión, estrenando los cuatro faroles de las esquinas y el sobrecanasto”.
“Hemos cuidado cada detalle y tenemos a gente muy preparada en la materia. Somos una cofradía que además de la seriedad hemos querido incidir mucho en la preparación espiritual. Está todo muy medido litúrgicamente”, explica. Así, tras años de esfuerzo y con cada elemento perfectamente atado, lo único que les queda este Sábado de Pasión es simplemente disfrutar.
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