Los animalistas, contra los que ahuyentan a los estorninos: “Han llegado a desearnos la muerte”

La lucha contra los estorninos no está siendo fácil por la resistencia de las aves a abandonar sus dormideros y porque algunos de los métodos que se emplean para asustarlos han abierto un nuevo frente entre los encargados de echarlos y vecinos de las zonas más afectadas.

Son las ocho de la tarde y en La Alamedilla comienzan a oírse los primeros petardos. Dos empleados del Ayuntamiento recorren el parque, dentro de la ronda que realizan cada día por diferentes barrios. “Nos llaman de todo, nos insultan, nos dicen que nos vayamos... incluso han llegado a amenazarnos y a desearnos la muerte”, lamentan los trabajadores municipales, mientras se toman un pequeño descanso. “Sabemos que lo que hacemos no es agradable y es normal que la gente se lleve algún susto, pero es lo que nos toca hacer”.

Cuentan que les impresiona el grado de crispación al que llegan algunos vecinos, muchos de ellos dueños de perros que sufren con el ruido de los petardos: “Somos conscientes de que los animales se asustan mucho y por eso tratamos de tener el mayor cuidado, incluso advirtiendo a la gente antes”.

De hecho, los trabajadores municipales reconocen que han recibido una directriz interna para que tengan cuidado y molesten lo menos posible. “Y eso es lo que intentamos hacer cada vez que salimos”, insisten.

La parte positiva, reconocen ambos, es que gracias a estos métodos se ha conseguido espantar a muchas de estas molestas aves. “Se nota que se han ido muchas, aunque hay otras que ya no se asustan con nada porque parece que se han acostumbrados a los ruidos”, cuentan estos dos empleados, encargados de reforzar el trabajo que realiza una empresa privada que ha sido contratada por el Ayuntamiento. “Si a nosotros nos insultan, a ellos mucho más porque trabajan más horas”, afirman.

Es tal el enfado al que han llegado vecinos del paseo de Carmelitas y de Torres Villarroel, dos de las zonas más afectadas por la presencia de estorninos, que algunos de ellos incluso han recogido firmas para presentarlas en el Ayuntamiento de Salamanca a modo de protesta.

Hay a quienes les molestan el ruido en sí de los petardos y altavoces, pero también los hay que creen que los estorninos “no hacen daño a nadie” y que resultan mucho más molestos los métodos que se utilizan para espantarlos de las zonas en las que duermen que su propia presencia. “También tienen derecho a vivir”, aseguran estos ‘animalistas’ convencidos, frente a quienes directamente consideran estas aves un foco de suciedad e infecciones que tendría que desaparecer “cuanto antes mejor”.

La batalla contra los estorninos sigue sin ser fácil y más aún si se le suman estas situaciones de tensión que han dividido a los vecinos de las zonas más afectadas.

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