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Esta semana ha trabajado mañana y tarde por voluntad propia -sin peonadas- para no generar listas de espera.
¿Puede un médico de familia urbano cumplir el límite de 35 pacientes al día?
—Perfectamente. Yo hoy he tenido 36 y los distribuyo cada siete minutos. Lo de los 10 minutos por paciente queda bien, pero en ocasiones es una receta que se resuelve en dos minutos, y en otros casos no lo resuelves ni en una hora. Para ese tipo de pacientes reservamos las consultas programadas, pero sí:se puede sacar adelante el trabaio.
Pero usted ha visto esta semana en un solo día a 60 pacientes.
—Cierto, y he llegado a ver 70 pacientes en un día porque cuando me marcho de vacaciones hay pacientes que esperan lo que haga falta para que les vea yo. Mi forma de trabajar es así:no pongo límites ni cierro las agendas. Si el paciente quiere que le vea y creo que voy a tener tiempo, recibo a todos los que hagan falta. ¿Por qué no?
Para atender a 60 o 70 pacientes no le queda más remedio que acudir también por las tardes a la consulta. ¿Cuánto hay de amor al arte y cuánto de locura?
—Pero acudir por las tardes es algo muy circunstancial. Nos ha sucedido esta semana porque hubo un fallo en Medora, se nos acumuló trabajo y después de comer fui un par de horas más al centro de salud. Prefiero echar dos horas más por la tarde que estar con la lengua fuera el día siguiente.
¿Le consta si es un caso único o hay otros médicos que actúan como usted?
—Intuyo que no es lo normal porque se están generando listas de espera muy grandes, pero alguno hay. Mi compañero Alfonso Romero ha venido otras dos tardes esta semana. Cuando entró en el centro me dijo:«¿Pero qué haces aquí, tonto?». Le respondí:«Lo mismo que tú, idiota».
¿Cuánta lista de espera tiene usted?
—Tengo ocupados los próximos dos días, aunque sigo admitiendo pacientes, y para el próximo martes tengo disponibilidad total. Todo depende de las consultas que tengas fijadas. Por ejemplo, a las 8:15 tengo consultas concertada con pacientes que necesitan sus tiempo y les asigno módulos de 15 minutos. Lo que se conoce como consulta la empezaré a las 9:48 y a partir de las 13:00 haré otros 45 minutos de consultas programadas. De cara al miércoles tengo 35 pacientes de consulta y otros 8 de programada. Me salen unas 43 consultas, sin contar las 5 o 6 ecografías, las domiciliarias y los que se presenten aquí sin cita, pero que también voy a ver.
¿La clave de la Atención Primaria está en el desequilibrio entre los cupos de zonas rurales y urbanas?
—Ese es el problema. Algunos cupos rurales son muy pequeños, pero es complicado equilibrarlo porque los alcaldes se niegan a perder horas de consulta, aunque sea para tener al médico allí sentado. Por otra parte, tampoco hay muchos médicos que quieran trabajar allí. La cuestión de fondo es el dinero y la solución no es fácil. En la década de los 90 me llamaron como técnico desde Valladolid para elaborar un proyecto de reordenación. Se generó un plan que nunca se llevó a cabo porque era impopular. Quiero decir que esto mismo se viene discutiendo desde hace 30 años y nunca se ha hecho nada. Unos políticos no quieren perder votos y otros sólo quieren llevar la contraria. Lo que está claro es que el sistema es ineficiente y caro:queremos tener de todo en todos los sitios y no puede ser.
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