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Cuentan desde Málaga que Ricardo Soriano vendió en 1943 las tierras que le quedaban de su inmensa herencia para emprender su aventura hotelera marbellí. Apostó con todo. Además de pionero, Venta y Albergues El Rodeo fue un establecimiento original, que incluía un edificio principal de planta baja -la venta y los servicios generales- rodeado de casitas aisladas entre la arboleda (los albergues) destinadas al alojamiento de viajeros. Dio empleo a 24 personas y se construyó una residencia en la playa.
El paso clave para el impulso turístico de Marbella, hasta entonces un pueblo de pescadores, llegó gracias a su generosidad. Soriano cedió parte de sus terrenos, en condiciones muy favorables, a unos cuantos amigos íntimos y familiares. Uno de ellos fue el príncipe Maximilian von Hohenlohe, casado con la prima hermana de Soriano Piedad Iturbe Scholtz. La entrada de los Hohenlohe en Marbella sería clave para la futura llegada de la aristocracia europea... y de sus fortunas.
Siguieron más iniciativas. En 1948 e impulsado por su gran afición al séptimo arte, inauguró en uno de sus terrenos el Teatro Cine Rodeo, que incluía un cine de verano, y junto a un socio, Saturnino Cid, inauguró el Bar Restaurante El Puerto, que trajo a Marbella el primer gran lugar de ocio para la juventud con su pista de baile.
Con el ejemplo de la Costa Azul como referencia, otros quisieron seguir los pasos de Soriano e impulsaron el desarrollo turístico de Marbella para convertirla en los años 50 se convirtió en la zona de referencia para el ocio en la Costa del Sol. Su sobrino, Alfonso de Hohenlohe, compró la finca Santa Margarita, que en 1954 acogería el Marbella Club y en 1975 el Hotel Puente Romano. Ministros, aristócratas y hombres de negocios invirtieron o se afincaron en Marbella, que fue acogiendo a lo más lustroso de las familias aristocráticas europeas en busca de calor y diversión. Los Bismarck, Rotschild, Metternich, de Mora y Aragón, Thyssen-Bornemisza, Agnelli, Onassis, Alba, Snowdon llevaron el glamour a este rincón del sur. Soriano atrajo también a Marbella a artistas como Edgar Neville, Antonio Mingote o el bailarín Antonio. Nacía la jet set.
Tiempo después, Soriano vendería a José Banús parte de su finca donde se construiría el puerto deportivo. Nombrado Hijo Adoptivo de Marbella, el municipio malagueño puso su nombra s su principal avenida. En los últimos años vivió retirado, con la salud quebradiza, y según refiere Ana María Mata, terminó sus días casi arruinado después de haber dejado en manos de su última mujer lo que quedaba de su fortuna. Murió en 1973 y sus restos reposan en el panteón familiar de los Hohenlohe.
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