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Miércoles, 1 de marzo 2023, 19:32
El CRE Alzheimer participará en un original estudio para comprobar la efectividad de una mascota robot que aspira a convertirse en una terapia no farmacológica para ayudar a los enfermos con demencia. Se trata de una foca apodada ‘Nuka’ -el robot se denomina Paro- y que ha sido ideada y creada por el japonés Takanori Shibata, doctor en Electrónica e Ingeniería Mecánica por la Universidad Nagoya.
Shibata explicó en Salamanca que en Japón, como sucede en España, “hay una población con muchos ancianos” y detalló que “más del 30% de la población superan los 65 años”. El científico recordó que la demencia viene asociada a la edad avanzada y que es “una de las condiciones más difíciles para la gente” porque no existen “herramientas ni medicación” para curar determinadas patologías.
El empleo de sustancias psicotrópicas frente a la demencia tiene dos grandes inconvenientes: “Uno es la adicción y otro son los efectos psicoemocionales”. Los investigadores están tratando de reducir esa medicación y para ello han creado un robot que ya se ‘prescribe’ como un dispositivo médico. La línea de investigación que se va a realizar en Salamanca, pero que se viene trabajando desde hace años en otros puntos del planeta, defiende que “las personas con Alzheimer no son ajenas a la vida ni a los sentimientos”.
La utilización de una entrañable mascota -aunque robótica- puede generar un efecto muy positivo en este perfil de personas. Está demostrada que la terapia con animales es útil, pero la creación de una mascota robot puede ahorrar las complicaciones que supone tener a un animal real en un centro. “El robot no se cansa, no tiene las limitaciones de un ser vivo y ofrece más ventajas”, destacó el doctor Enrique Pérez.
El neuropsicólogo del CREA destacó que a la hora de crear un animal robot “el aspecto es importante”. “Debe imitar el comportamiento de los animales, ser bien aceptados en el centro, ser agradables y no causen sensación de rechazo. También deben ser inofensivos e higiénicos”.
La foca Nuka está dotada de inteligencia artificial, posee múltiples sensores táctiles, visuales y auditivos, de modo que su comportamiento no es repetitivo ni predecible, es capaz de orientarse hacia la luz, se adapta a las circunstancias y se comporta como si fuera un ser vivo real, de tal forma que si llega la noche, el robot va a mostrar un menor nivel de actividad porque está dormido en ese momento”.
La foca también aprende conductas positivas cuando se le refuerza con caricias y gestos que le gustan. El estudio se prolongará durante 12 semanas, más otras 12 semanas de seguimiento y en el CRE Alzheimer de Salamanca habitarán dos focas. Participarán ocho usuarios con diagnóstico de demencia: cuatro en el grupo de investigación y otros cuatro en el grupo de control.
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