Las fiestas en pisos saldrán más caras en Salamanca

Por una noche de fiesta en casa, 600 euros, casi lo mismo que un mes de alquiler del piso. Este será el precio de no respetar las normas de convivencia de Salamanca. En 2020, el Ayuntamiento decidió elevar la cuantía de las sanciones por orinar en la calle, y ahora duplicará las multas del otro tipo de infracción que más se repite en Salamanca, el exceso de ruido.

En veinte años todo ha elevado su precio, pero poner la música a todo volumen de madrugada o dar gritos cuando los vecinos están dormidos “cuesta” exactamente lo mismo hoy que a principios de este siglo. Y las denuncias no han dejado de aumentar desde hace una década, con excepción de los dos años de pandemia, en los que las molestas fiestas en pisos han continuado produciéndose pero la Policía Local, al no poder entrar en las viviendas, lo ha tenido más complicado a la hora de realizar las necesarias mediciones para justificar los expedientes sancionadores. De hecho, en los primeros cinco meses y medio de 2022 —hasta el 15 de junio—, la administración local de la capital del Tormes ya ha tramitado 81 denuncias por exceso de decibelios en domicilios, casi tantas como en todo 2021 (86). Por ello, la concejala de Medio Ambiente, Miryam Rodríguez, ha informado a los grupos políticos de que, atendiendo a los criterios de los técnicos municipales, el Ayuntamiento va a duplicar las cuantías de las multas por incumplir la ordenanza de ruidos. El miércoles, la edil llevará su propuesta y, si bien está abierta a incluir sugerencias de la oposición, cuenta con el respaldo político como para empezar aplicarse de inmediato.

Las sanciones por exceder los niveles de decibelios permitidos durante la noche pasarán de 150, 240 y 300 euros —en función de si son leves, graves o muy graves— a 300, 500 y 600 euros; mientras que las incumplimientos que ocurran en horario diurno se elevarán de 75, 120 y 150 euros a 150, 250 y 300. En definitiva, en unas semanas lo que se pagaba por la multa más grave pasará a ser lo que se exigirá por la más leve de las infracciones. Para aplicarlo ni siquiera será necesario modificar la ordenanza municipal, ya que el texto establece un régimen sancionador que contempla la posibilidad de multar con hasta 3.000 euros en los casos más graves, y con 750 en los más leves.

La pasada semana la Comisión de Medio Ambiente dio el visto bueno a los planes de acción contra el ruido exigidos por la ley autonómica para los municipios de más de 20.000 habitantes, Pero estos están dirigidos a adoptar medidas para paliar la contaminación acústica derivada principalmente del tráfico rodado, ferroviario, los aeropuertos y lugares de actividad industrial. Sin embargo, no se centran en uno de los problemas que más perturba el sueño de los salmantinos, el exceso de decibelios y vibraciones derivados de fiestas nocturnas en viviendas o establecimientos de ocio en una ciudad universitaria con muchos jóvenes residiendo en viviendas de alquiler. Ante ello, y dado que la cuantía de las sanciones que se vienen aplicando, no solo no han logrado contener las denuncias, sino que en los años previos a la pandemia no han dejado de aumentar y en 2022 todo apunta a que volverán a hacerlo, el Ayuntamiento ha decidido tomar cartas en el asunto. Con un objetivo especialmente disuasorio y dado que las campañas de concienciación realizadas no han tenido ningún efecto, se duplicará el importe de las multas de forma inmediata.

En la línea ascendente de denuncias por exceso de ruido en domicilios de Salamanca de los últimos años, en 2020 y 2021 se produjo una caída en picado. De los 207 expedientes de 2019 se pasó a 168 y 86, respectivamente. ¿Hubo menos fiestas en viviendas? ¿Se produjeron menos molestias cuando los salmantinos estuvieron obligados a pasar más tiempo en casa? Todo apunta a que no, ya que además durante los peores meses de la pandemia, se sucedían las declaraciones del alcalde, Carlos García Carbayo, quien insistía en que se estaban persiguiendo el incremento de fiestas en viviendas derivado del obligado cierre de la hostelería. Sin embargo, las mismas restricciones impidieron a la Policía Local entrar en los domicilios para hacer mediciones de decibelios. Por ello, se optó por tramitar las sanciones, no por la ordenanza de ruidos, sino a través de la norma de Convivencia Ciudadana. Fueron cientos, según el PSOE, las que se tramitaron por esa vía, pero meses después la justicia anuló algunas de esas sanciones. Por ello, el descenso de las denuncias por ruido es una caída sobre el papel que distorsiona la realidad.

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