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Viernes, 23 de septiembre 2022, 20:48
Las alarmas saltaron en Ferrara una ciudad al norte de Italia de 132.000 habitantes que todos los cursos acoge a Erasmus. Este año cuenta con unos 70 españoles. Muchos llegaron hace unos días confiados en encontrar un alojamiento cuando estuvieran en la ciudad, pero ... no ha sido así, al contrario, en la ciudad italiana las inmobiliarias no quieren atender a los estudiantes españoles, los particulares no les alquilan los pisos y en las residencias no hay plazas. “La ciudad ha colapsado porque la universidad ha ofertado más plazas de las que Ferrara puede alojar”, comenta Javier Marín, estudiante de Derecho de Huelva que ha visitado cerca de cuarenta inmobiliarias sin éxito.
Laura Vinuesa (Roma)
“Nos pasaron un listado con alojamientos, pero todos están completos”
“Nos pusimos a buscar piso cuando nos dieron la beca Erasmus a final del pasado curso”, explica Laura Vinuesa, estudiante de 5º de Medicina en la Universidad de Salamanca que el pasado domingo aterrizó con otras tres amigas en Roma confiada en que estando en la ciudad sería más fácil conseguir piso. “Hemos buscado todo el tiempo desde que nos dieron la beca, pero no nos respondían, así que, desesperadas, decidimos coger el avión y viajar a Roma 10 días antes de comenzar las clases para contactar con inmobiliarias y encontrar un piso, pero es imposible”, se menta la joven procedente de Cuenca. “La beca son 200 euros y nos piden 3.600 euros, más dos meses de fianza, así que nos ponemos en más de 6.000 euros para entrar a vivir en un piso”, denuncia la joven e insiste en que el problema no son solo son los precios abusivos —las residencias piden 800 euros al mes sin gastos—, sino que realmente no encuentran alojamientos disponibles.
“Fuimos a la universidad de Roma que nos corresponde y nos pasaron un listado con alojamientos, pero todos están completos”, señala la joven que no oculta su agobio por esta situación, ya que están viviendo en establecimientos tipo “B&B”.
La situación le ha sorprendido pues, asegura, que los compañeros de otros años no habían tenido problemas, pero este año les dicen que han aumentado el número de alumnos y por eso se ha disparado todo.
Además, Laura Vinuesa reconoce sentir rechazo por ser alumna española: “Sobre todo dicen que no quieren estudiantes”.
Las clases comienzan el 28 de septiembre en la Facultad de Medicina, así que la joven está al límite ya que no quiere regresar, pues en Salamanca tampoco tiene alojamiento y los compañeros comenzaron las clases hace casi un mes.
Marta García (Roma)
“Nos da igual vivir juntas o separadas, queremos un alojamiento”
“Estamos desesperadas porque no es que hayamos estado de brazos cruzados hasta ahora, desde casa estuvimos buscando en todos los portales, llamando a caseros que nos pasaron los Erasmus de años anteriores y no conseguíamos nada”, asegura Marta García, compañera de Laura Vinuesa e insiste: “Nos pasamos todo el día de un lado para otro y no hemos tenido suerte aunque nos adaptamos a cualquier cosa, ya nos da igual vivir juntas o separadas, pero queremos tener un alojamiento”.
En la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, que es la institución de acogida de este grupo de alumnas de Medicina, tienen lista de espera en su residencia y en algunos centros les han dicho que llamen en noviembre, pero Marta García insiste en que no pueden estar casi dos meses viviendo en hoteles o alojamientos similares.
“Nos hemos plantado en la puerta de varias inmobiliarias, pero algunas no nos quieren ni atender”, lamenta la joven procedente de Santiago de Compostela que estudia en la Universidad de Salamanca.
Se pasan los días visitando inmobiliarias por toda la ciudad, buscando pisos con cartel de alquiler, aunque dicen que apenas se ven, y mirando en los portales “online”. “Ayer nos enseñaron un apartamento y aunque era para dos y costaba 1.300 euros dijimos que sí, pero nos llamaron poco después para decirnos que ya lo tenían ocupado”, explica Marta García esperanzada en tener más éxito con la próxima cita que han cerrado.
“Volvernos a España es lo último que queremos. En Salamanca no tenemos alojamiento y ya ha empezado el curso. Algunas hemos trabajado en verano para ahorrar y ahora no sabemos qué va a pasar”, comenta con tristeza la alumna de Medicina.
Alicia (Roma)
“Te piden tres años de contrato y como solo vas a estar un año, pierdas la fianza de dos meses”
“Me voy a Roma y llevo todo el verano buscando alojamiento por internet por páginas diferentes, pero cuando llamo o envío mensajes no me responden”, asegura Alicia, estudiante de la Universidad de Salamanca que iba a ir a Roma a comienzos de octubre y afirma: “No quieren estudiantes en los pisos de alquiler y menos españoles”. Además, esta estudiante denuncia los contratos abusivos: “Te piden tres años de contrato porque saben que vas a estar como mucho uno y así pierdes la fianza de dos meses”.
De momento, Alicia está en Salamanca, tiene el billete de avión para el 2 de octubre, pero no tiene claro si va a ir. “Estoy pensando en ir 15 días a un ‘B&B’ y buscar allí”, pero no lo tiene claro porque una de las personas con las que iba a viajar estuvo con sus padres en agosto y no encontraron nada. “Es una pena porque la beca Erasmus es un premio y al final está convirtiéndose en un castigo”, concluye.
Natalia prado (Bolonia)
“Tengo residencia porque la contraté en abril”
Estudiante de Filología, Natalia Prado está disfrutando de una beca Erasmus en Bolonia. “Conozco gente sin piso y aún no lo ha encontrado después de días”, señala y explica: “Yo estoy en una residencia porque la contraté en abril”. Ella no optó por un piso porque dice que hay mucho fraude. En cuanto a la situación de otros compañeros, comenta que conoce casos de amigos que han “colado” a compañeros en sus habitaciones mientras encuentran un lugar para vivir. “Hay mucha gente en esa situación”, afirma.
Familiar de afectada
“Falta planificación por parte de todas las universidades”.
El familiar de un estudiante afectado por la falta de alojamiento para los Erasmus españoles en Italia habla de “discriminación” y denuncia la “angustia y estrés” que están sufriendo los afectados y sus familiares.
“Por parte de las universidades echamos de menos una planificación mayor para que esto no vuelva a ocurrir”, incide el familiar y apunta: “La oferta de plazas Erasmus deberían ofrecer una mínima garantía. Vamos para atrás. Antes cada departamento se ponía en contacto para planificar las plazas vacantes y ahora no se ha hecho”. Este hombre pide una solución para que su hija no tenga que ir de pensión en pensión y dejar de seguir perdiendo dinero.
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