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Miércoles, 27 de abril 2022, 20:06
Cada 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo con el doble objetivo de homenajear a las víctimas de los accidentes laborales, tratando así de aumentar la conciencia internacional sobre la seguridad y salud en el trabajo, y de reivindicar y denunciar la lacra de la siniestralidad laboral. Por desgracia, los números registrados en el año 2021 en Castilla y León avalan que sigue siendo una fecha muy necesaria para reivindicar todo ello. El pasado año se produjeron más de 63.000 accidentes de trabajo, de los que un total de 52 resultaron mortales.
Para la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores, es difícil digerir cómo, año tras año, “siguen produciéndose muertes por causas fácilmente prevenibles y evitables como las caídas en altura, golpes o atrapamientos en los diferentes trabajos”. Y es que, según la organización sindical, “la siniestralidad laboral es un drama que hay que solucionar de forma urgente”, más aún, cuando se registran cifras insoportables de accidentes mortales (es preocupante la tendencia ascendente desde 2018) y cuando en 2021 se han incrementado los accidentes que causan baja durante la jornada laboral.
Según la secretaría de Salud Laboral de UGT en Castilla y León, “es evidente que la gestión de la prevención de riesgos laborales en las empresas no funciona como debería, puesto que, con la vuelta a la actividad, tras los confinamientos debidos a la Covid, los accidentes con baja en jornada de trabajo han aumentado en un 16,2%, en 2021”. Además, también se han incrementado en casi todos los sectores de actividad y para todas las causas de accidente: construcción, industrias extractivas, suministro de agua, y, sobre todo, en el sector de la hostelería, puesto que, en 2020 permaneció cerrada a temporadas.
“Somos conscientes de que el grave escenario político, económico y social que se vive en Europa y que se traslada también a nuestro país, es realmente complicado y profundiza aún más el abismo que se abrió con la irrupción de la pandemia de la Covid 19, explica María Fe Muñiz, secretaria de Salud Laboral y Seguridad en el Trabajo de UGTCyL, que también incide en que “esta situación ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestro modelo preventivo”.
De hecho, las consecuencias de la guerra que se encuentra actualmente en el país de Ucrania, con una crisis energética y de suministros más que alarmante o el horizonte cercano de una inflación de dos dígitos, están azotando de nuevo a la clase trabajadora y abocándola a continuar en las mismas claves que cuando surgió la pandemia y que parece que han venido para quedarse: la incertidumbre, el miedo, la inseguridad etc. Por eso, desde UGT, denuncian que la precariedad y el deterioro de las condiciones de trabajo están afectando evidentemente a la salud mental y ha provocado el desarrollo de los riesgos psicosociales. No obstante, al fin, esta cuestión se ha puesto en la palestra del debate social e, incluso, parlamentario.
Es preciso recordar que los riesgos psicosociales son aquellas condiciones laborales en las que se desarrolla la actividad del trabajador y que pueden repercutir en su salud física o psíquica, así como en la calidad y resultado de su trabajo. Esta agudización de las enfermedades mentales asociadas al ámbito laboral están directamente conectadas con los sistemas de organización del trabajo desfavorables que pueden desencadenar estrés, depresión o ansiedad. Los altos ritmos de trabajo, las demandas excesivas, los estilos de dirección inadecuados y la falta de comunicación, junto a los horarios y las jornadas que dificultan la conciliación de la vida familiar y laboral etc, suelen provocar estrés laboral crónico, y síndrome del quemado o burnout, patología que ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización.
Asimismo, la generalización del teletrabajo está experimentando un impulso decisivo tras la aparición de la Covid. El cambio repentino al trabajo digital remoto, masivamente y de la noche a la mañana, tiene el potencial de acelerar los cambios en la forma de trabajar: muchos trabajaran desde su casa, en contextos habilitados digitalmente y no limitados a una oficina tradicional, pero sujetos a nuevos riesgos ergonómicos y psicosociales que no han sido adecuadamente evaluados. Sin embargo, también hay muchos trabajadores mal remunerados, que realizan su actividad en el marco de las plataformas digitales, por ejemplo los rider, o de la economía colaborativa, en la que desarrollar su vida laboral a través de internet supone su día a día. Desde UGT, reclaman el derecho a la desconexión digital, y advierten de que la ausencia de interacción social y la fatiga mental constituyen un alarmante listado de una problemática insuficientemente evaluada y analizada como para adoptar las acciones ajustadas dirigidas a eliminar tales riesgos.
En este mismo sentido, cabe recordar los riesgos derivados de la irrupción de las nuevas tecnologías y su especial incidencia en las, cada vez más comunes, adicciones al uso de los teléfonos inteligentes y tabletas, debido a su uso intensivo o el estrés generado por la robotización actual y automatización asociados a procesos de producción.
El resultado final es que, en Castilla y León, las patologías no traumáticas como el infarto o el ictus, son la primera causa de muerte en el trabajo, patologías eminentemente de carácter psicosocial puesto que están directamente relacionadas con el modo en que se diseña y organiza el trabajo, así como con el contexto social y económico del mismo. Además de que las patologías asociadas a riesgos psicosociales no se consideran como enfermedad profesional y los trastornos mentales apenas se notifican como accidente de trabajo.
Por eso en el sindicato consideran urgente recuperar las inversiones en materia de seguridad y salud en las empresas, para que se traduzcan en la implementación de Planes de Prevención reales. Igualmente, UGT cree imprescindible redefinir el modelo preventivo, “puesto que el actual está sujeto a parámetros extremadamente economicistas, buscando un sistema que promueva la integración real y efectiva de la salud laboral en las empresas y que garantice el cumplimiento real de la normativa en prevención de riesgos laborales”.
También proponen reforzar los instrumentos de asesoramiento, control e inspección, mejorar los mecanismos de coordinación entre el Sistema de Salud Pública y el de Salud Laboral, y revisar el Listado español de Enfermedades Profesionales, con el objetivo de proceder a su actualización incluyendo dentro de este listado, las patologías derivadas de los riesgos psicosociales provocados por la Covid.
Además, consideran una demanda de especial interés en la revisión de este listado, el dotarlo de la aplicación de la perspectiva de género, pues la realidad atestigua la diferente incidencia y desarrollo de determinadas enfermedades profesionales, en el hombre o en la mujer.
Para la secretaria de Salud Laboral de UGT Castilla y León, Mª Fe Muñiz, “es necesario recuperar la fortaleza de las cláusulas de seguridad y salud en el trabajo en la negociación colectiva con la implicación de los delegados de prevención con el fin de defender el derecho y el deber de trabajar seguro”.
Contenido patrocinado por UGT
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