Las saetas rompen el silencio del Cristo de los Doctrinos por las calles de Salamanca

Pocas veces las ganas de ser testigo de una procesión tan castellana se habían palpado de una forma tan clara a las puertas de la Capilla de la Vera Cruz. Con los nervios a flor de piel y el fervor que siempre suelen estar presentes en las primeras veces, los hermanos de carga del Cristo de los Doctrinos y de la Virgen de la Amargura volvieron a protagonizar uno de los momentos más ansiados y emotivos del año.

Después de cuatro años de desesperanza, en los que ambas imágenes tuvieron que quedar cobijadas en el templo como consecuencia de la pandemia y, en el último año, de la lluvia, ambas tallas volvieron a procesionar por las calles de Salamanca, aunque lo hicieron con una contradicción: la procesión más silenciosa contó con una saeta al Cristo de los Doctrinosy con otra a la Virgen de la Amargura. Y es que, pese a que la sobriedad siempre suele apoderarse de este ‘desfile’, tampoco los aplausos dejaron que el silencio imperara a las puertas de la Vera Cruz.

Al ritmo de las cadenas y, pese a ser la única procesión sin acompañamiento musical, el vetusto silencio de la hermandad más antigua de Salamanca -fundada en el año 1506- volvió a calar hondo entre los ríos de gente que, expectante, se acercó hasta los alrededores del Campo de San Francisco para ver el único desfile del Lunes Santo salmantino después de los ‘pasos’ que se dejaron ver por la capital el Sábado de Pasión y el Domingo de Ramos.

La comitiva, formada por 380 hermanos y con novedades en su imagen, pero no en su recorrido, llenó de emoción calles como la de Domínguez Berrueta, Ramón y Cajal, la Plaza de las Agustinas, la de la Compañía, la Rua Antigua, la de Francisco Vitoria y la Plaza de Anaya, siendo la ‘parada’ previa que ambas imágenes hicieron antes de que se llevara a cabo su acto penitencial en la Catedral Nueva y de que prosiguiera su ‘camino’ por las calles Calderón de la Barca, Libreros, Traviesa, Serranos, Cervantes, Cañizal, Compañía, la Plaza de las Agustinas, la Plaza de Monterrey, Bordadores y el Paseo de las Úrsulas.

En total, fueron tres horas de recorrido, en las que salmantinos y turistas pudieron ser testigos de la ‘nueva’ indumentaria que lució la Virgen de la Amargura, que procesionó con una nueva saya gracias a las donaciones realizadas por sus cofrades, sin abandonar el luto, acompañada de un ‘sinfín’ de túnicas blancas, con botonadura azul y capirotes de raso azul cielo.

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