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Jueves, 24 de junio 2021, 20:30
La salmantina Ana Isabel Sánchez Díez es una todoterreno de la traducción. Stephen King se ha incorporado a su lista y con “HEX”, de Thomas Olde Heuvelt, acaba de ganar el Premio Kelvin 505 a la mejor novela traducida en 2020 en castellano y publicada por primera vez.
Thomas Olde Heuvelt es holandés. ¿De qué idioma ha hecho la traducción?
El autor escribió la novela en holandés. Sin embargo, cuando compraron los derechos para publicarla en EEUU, los editores americanos le pidieron cambios. La historia era muy local, en un pueblo muy cerrado de los Países Bajos. El autor la reescribió en inglés, cambiando la ambientación, el contexto y el final. La novela no termina igual en la versión neerlandesa que en inglés. Yo traduje desde el inglés la versión estadounidense. El autor ahora está más contento con la versión en inglés.
¿Qué le encuentra a “HEX”?
Un planteamiento muy original. En ese pueblo todo el mundo sabe que hay una bruja, una maldición y tienen montado el sistema HEX: un Gran Hermano que vigila con cámaras para saber dónde está la bruja en cada momento para evitar que haya avistamientos de otras personas. La primera parte de la novela no da miedo y resulta graciosa. Pero cuando la maldición empieza a hacer efecto, la novela pasa al terror.
¿Thomas Olde Heuvelt es deudor de Stephen King?
Sí, se nota este toque fresco, con un poco de humor. Aunque casi todo el mundo que escribe terror hoy en día le debe algo a Stephen King.
Al leer uno se deja arrastrar por la historia. ¿Y al traducir?
Es una experiencia completamente distinta. Cuando traduces, tu mentalidad es analizar palabra por palabra, la estructura y el ritmo para respetar la intención del autor.
Ha traducido también, a cuatro manos, a Stephen King.
Se trata de la novela “Después”, que ha salido publicada el 10 de junio, y la traducción ha sido en colaboración con José Óscar Hernández Sendín (también salmantino). Han querido publicarla muy cerca del lanzamiento americano. Ha sido una experiencia muy desafiante y gratificante a la vez. José es experto en Stephen King y ha traducido muchas novelas suyas, pero por la cercanía con el lanzamiento americano no le daba tiempo a traducirla completa. Él comenzó con los primeros capítulos y yo hice los últimos. Estamos acostumbrados a trabajar a cuatro manos y hay comunicación. Nos preguntamos: “oye, esto que aparece en tu parte ¿cómo lo has traducido?” Aunque trabajes a cuatro manos tienes que entregar un trabajo coherente. Después de nuestro trabajo, la obra pasa varias correcciones y se pule lo que a nosotros se nos haya podido escapar.
Antes algunos traductores mantenían algún tipo de relación con los autores vivos a los que traducían. ¿Y ahora?
Hoy en día, con internet y los plazos con los que trabajamos, ya no es habitual. Pero los compañeros que empezaron hace algunos años sí establecieron un vínculo con autores consagrados e incluso, a veces, se desplazaban al lugar donde se desarrollaba la novela o donde vivía el autor.
Nunca se ha llegado a desplazar para un trabajo de traducción.
No, pero alguna vez con una duda rápida he llegado a recurrir a las redes sociales, a Twitter e Instagram, para plantear una pregunta a los autores. Es directo, aunque es “puentear” a la editorial y al agente del autor o la autora. Pero si yo tengo que remitir la pregunta a la editorial, que la editorial la reenvíe al agente y el agente, al autor... te entorpece y no contamos con tiempo para este tipo de cosas. A no ser que sea algo muy flagrante, lo haces a “escondidas” o tiras millas como puedes.
¿Los plazos de trabajo son apurados?
Traduje “HEX” en 2019 y el plazo fue razonable, de casi tres meses. Pero ahora se ha acelerado todo y hay mucho afán por sacar el libro en español lo más cerca del libro en inglés, que casi coincidan los lanzamientos. Cuando ni siquiera está el texto definitivo ya te están pidiendo la traducción: tienes que ir un poco a matacaballo, muy deprisa.
Es salmantina y vive en Barcelona. ¿Cómo se abrió paso en el campo de la traducción?
Estudié en Salamanca. Soy filóloga: estudié Filología Inglesa e Hispánica y conseguí una beca para cursar en la Universidad Autónoma de Barcelona el doctorado en Filología Hispánica. Lo empecé, pero no lo terminé porque descubrí el mundo editorial, que me gustaba mucho. Trabajé dos años en la editorial Planeta y, a la vez, empecé a compaginarlo con la traducción y la corrección de estilo. Vi que me gustaba, que se me daba bien, que me podía ganar la vida con ello y me convertí en autónoma. Desde 2010 trabajo en un despacho en mi casa. Me abrí paso después de estar dentro de las editoriales: había gente que ya conocía cómo trabajaba. También te vas abriendo camino a través de la calidad de lo que haces y entonces empiezas a “sonar”. Y si entras en un gran grupo, tienes la posibilidad de trabajar para diferentes sellos.
Ha traducido novela romántica.
“HEX”, por ejemplo, es terror. He traducido muchísima literatura infantil y juvenil (que me gusta mucho), ciencia ficción, fantasía, novela histórica y novela femenina, que es un cajón de sastre donde entra todo.
¿Escribir le tienta?
Muchas veces lo he pensado. Cuando era más joven escribí algún relato. Ahora no tengo el espacio mental que me requeriría: no puedo dejar de trabajar para dedicarle tiempo a algo que después no sé si va a llegar a algún sitio o no. ¡Quizás escriba cuando me jubile!
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