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María Jesús Briñón y el presidente de ASPACE, Jesús Alberto Martín. ALMEIDA
La salmantina que lleva toda la vida luchando para conseguir que la discapacidad de su hijo sea más visible

La salmantina que lleva toda la vida luchando para conseguir que la discapacidad de su hijo sea más visible

El tercer hijo de María Jesús Briñón nació con parálisis cerebral: “que el niño llorara como un gato era bastante raro”

Martes, 28 de marzo 2023, 14:23

La vida de María Jesús Briñón pegó un vuelco de 360º en el momento en el que, al nacer su tercer hijo, le dijeron que “no venía igual que vinieron sus dos hijas anteriores”. A los 30 años, experimentó lo que era sentir un jarro de agua fría al conocer el diagnóstico de parálisis cerebral de su pequeño, Manuel Garrido.

Nada más dar a luz en el paritorio comenzó a palpar tensión en el ambiente al no escuchar a su bebé llorar como lo hacía cualquier otro recién nacido. “Empecé a pensar que el hecho de que el niño llorara como un gato era bastante raro”, recuerda María Jesús Briñón. Instantes después,le ‘arrebataron’ a su niño para someterle a las pruebas que, finalmente, dieron a conocer que Manuel sufría una malformación de la línea media cerebral por hipogenesia de cuerpo cayoso, la cual no le permite hablar, pero sí caminar.

“Cuando conocí el diagnóstico, empezaron a ver si había antecedentes en nuestra familia, pero no. Para mí, supuso un vuelco a mi vida”, rememora María Jesús Briñón asegurando que lo que peor lleva su hijo a día de hoy es, sin duda, el no poder expresarse como le gustaría: “Él entiende todo lo que le decimos, pero se frustra muchísimo al ver que no puede hablar como cualquier otra persona”.

47 años después, la familia Garrido Briñón sigue luchando, junto al resto que conocen de primera mano lo que es el día a día con una persona que sufre una discapacidad como la de la parálisis cerebral, por conseguir más visibilidad y más comprensión. “Nunca he sido consciente de que Manuel haya sufrido discriminación, pero sí hemos tenido que escuchar comentarios por la calle como el típico de ‘¿Qué le pasa a ese chico?’ o también que otros chicos no discapacitados se hayan alejado de él porque simplemente babea”, asegura Briñón, recalcando que las barreras sociales a las que han tenido que hacer frente han aumentado a medida que Manuel ha crecido.

En medio de la incertidumbre que las familias de discapacitados sienten por la falta de recursos y de visibilidad, María Jesús Briñón ha encontrado en ASPACE la luz al final del ‘túnel’. “Para Manuel, ASPACE es una de sus muchas casas porque siempre tiene abiertas sus puertas cuando más lo necesitamos”.

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