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Si Salamanca ya luce sus mejores galas con normalidad por la cantidad de cultura que se respira en sus rincones y en todos y cada uno de los espacios y monumentos históricos que tiene, en Navidad, su ‘fachada’ se vuelve más bonita si cabe cuando todos ellos lucen sus tradicionales belenes.
Poner el nacimiento es una de las tradiciones navideñas más arraigadas. Los hay de pequeñas dimensiones, de grandes y también vivientes. Todos ellos tienen sus peculiaridades y mantienen más viva todavía la tradición que en la ciudad se respira de vivir de una forma tan grandilocuente y familiar estas fechas tan señaladas.
Durante estos días, más de una decena de espacios de la ciudad abrirán sus puertas para exponer, ante los salmantinos y los turistas que apuesten por Salamanca como destino, un sinfín de figuras que representan la Navidad, el advenimiento del Niño Jesús, la anunciación del ángel a los pastores, la llegada de los Reyes Magos para conocerle guiados por la estrella, el poblado de Belén, su mercado, los oficios antiguos que existían por aquel entonces y, en definitiva, su historia hasta que fue asesinado a manos de los soldados de Herodes.
En la ruta de pesebres que los salmantinos y turistas podrán llevar a cabo estas navidades, aparecen en escena lugares como el Casino de Salamanca, el Cuartel General Arroquia, el patio del Palacio de la Salina, el Teatro Liceo, la Capilla de la Vera Cruz, la Iglesia de la Purísima, la Iglesia de María Auxiliadora, la Iglesia de San Benito o la Iglesia de Santa Teresa.
En el Casino de Salamanca, el de este año es el primer belén que se ha colocado en toda la historia de la entidad. La mayoría de piezas que lo integran están hechas siguiendo la tradición del maestro imaginero Francisco Salzillo, aunque también destacan otras de terracota y las telas que portan muchas de las figuras, las cuales han sido pintadas a mano.
La Diputación de Salamanca ha vuelto a colocar su tradicional nacimiento en el patio del Palacio de la Salina, que permanecerá abierto en estas fechas de 17:00 a 21:00 horas entre semana y de 12:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 21:00 horas los sábados, los domingos y los días festivos. Se trata de un pesebre bíblico, que ocupa una superficie de 40 metros cuadrados y que está formado por un total de 200 figuras, las cuales se suman a los adornos que tiene este escenario.
La Torre de los Anaya luce otro de los belenes más ‘seguidos’ por los salmantinos y turistas que llegan a la ciudad. Este nacimiento, perteneciente a la Real Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo de la Misericordia y de la Agonía Redentora, está formado por un centenar de figuras realizadas por artistas murcianos que recrean paisajes, personajes, enseres y costumbres de la época.
El Ayuntamiento de Salamanca también ha querido conmemorar estas fechas tan señaladas en forma de pesebre. Ubicado en el Teatro Liceo y propiedad de la Asociación Belenista Virgen de la Peña de Francia, está inspirado en la Plaza del Corrillo, por donde, cada día, transitan decenas de salmantinos y recrea, además, la fachada trasera románica de la Iglesia de San Martín y las vistas que se consiguen desde los arcos de la Plaza Mayor. Se puede ver de 17:00 a 21:00 de lunes a viernes y los sábados, los domingos y los festivos de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 horas.
A todos estos espacios, se unen otros rincones como el Cuartel General Arroquia, cuyo belén ha sido colocado por el Regimiento de Especialidades de Ingenieros Nº 11. Todos los que han participado en su montaje han querido hacer un guiño a la capital salmantina y a la provincia en general, realizando una recreación de la fachada de algunos edificios como el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo o el patio del Palacio de la Salina.
Por último, iglesias como la de la Purísima, la de María Auxiliadora, la de San Benito o la de Santa Teresa, abrirán sus instalaciones en horario de culto para que la gente pueda visitar sus belenes, con distintas peculiaridades como la que posee el de la segunda de las anteriormente mencionadas, con un fondo en el que se representa la aurora boreal del cielo de Alaska, una laguna helada o una cueva en la que se puede ver el advenimiento de Jesús.
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