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“Quedarme sin la posibilidad de acceso a la evaluación de jóvenes Ramón y Cajal dificulta mucho mi situación pues supone competir con investigadores de más de diez años de experiencia, el doble que yo que tengo cuatro años como doctor”, explica un joven investigador cubano especializado en tecnología e informática educativa, que prefiere no dar su nombre.
Su objetivo es conseguir la ayuda Ramón y Cajal para poder ingresar en la Universidad de Salamanca, ahora está en Sevilla, pero en la situación actual reconoce que es muy complicado: “La competencia es abismal”, subraya y explica que su “plan b” es solicitar la acreditación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad, que tiene una demora de más de seis meses, y solicitar otros posibles contratos como ayudante a doctor o como contratado doctor, según la acreditación que obtenga. Mientras tanto trabajará en lo que “aparezca”, indica.
Desde 2021, Marta Cruz está trabajando en Francia, con una prestigiosa beca Marie Curie, pero el contrato se acaba en abril. “Podemos seguir pidiendo las ayudas, el problema es que antes había una ayuda específica para los investigadores con pocos años de experiencia ‘postdoc’, las Juan de la Cierva Incorporación, pero ya el año pasado las eliminaron. En el último momento, y tras muchas quejas, guardaron una parte de las Ramón y Cajal para los jóvenes doctores. Sin embargo, eso no parece que vaya a ocurrir ahora. Por lo tanto, nos ponen en competencia a los jóvenes doctores con investigadores con muchos años de experiencia, dejándonos en clara desventaja. Aunque aseguran que van a valorar el currículum en función de la etapas de nuestra carrera en la que nos encontremos, no está del todo claro cómo van a hacerlo”, comenta la joven especializada en ecología de aves marinas.
No hay cifras claras del número de posdoctores afectados, pero en la convocatoria de enero de 2022 se convocaron 647 ayudas, 278 para contratar a jóvenes investigadores.
“Cada vez tenemos menos opciones”, lamenta una científica extremeña. “Tras estar 5 años fuera de España (en Francia) conseguí volver a España con un contrato postdoctoral Margarita Salas en la Universidad de Sevilla para hacer estancia de investigación en Badajoz. Es un contrato temporal que no se considera competitivo y que no ofrece ninguna posibilidad de estabilización”, señala y explica que quería la ayuda Ramón y Cajal para conseguir vinculación laboral con una universidad española y estabilidad. “Resulta tremendamente desalentador ver cómo se nos pide liderazgo cuando el sistema nos impide liderar”, denuncia.
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