

Secciones
Destacamos
Viernes, 25 de marzo 2022, 19:00
David es uno de los 150 transportistas salmantinos que esta semana han participado en la marcha lenta convocada por Astasa para exigir una mejora en la situación del colectivo y medidas para compensar el incremento del precio de los combustibles. “No merece la pena trabajar. Ha subido el menú del día, los cambios de aceite, las ruedas, las revisiones... Ha subido todo, y es normal, pero a nosotros no nos incrementan el precio de los portes, nos dicen que es lo que hay”, denuncia el autónomo salmantino.
“Esta semana ya está hecha”, asegura en relación a que continuarán en huelga, uniéndose a la convocatoria de la Plataforma Nacional Defensa Sector del Transporte. Advierte de que como se alargue el paro, “la cosa se va a poner muy fea” y nada indica que se alcance un acuerdo a corto plazo.
“Los autobuses van a participar en la protesta del domingo en Madrid, donde las empresas de hormigoneras han parado y están bloqueando el suministro a la construcción, además los taxistas de Barcelona también se han unido a las protestas”, retala antes de partir del polígono de Los Villares con su camión.
Pero si algo es diferente este paro es que la situación es tan límite, que los camioneros no tienen prisa por volver a trabajar, ya que en muchos casos no les sale rentable. “Perdemos menos parados que trabajando”, subraya David. En buena parte la culpa la tiene el encarecimiento del gasoleo. “Las dos últimas veces que he llenado el depósito lo he pagado a 2 euros el litro, a estos precios estoy mejor en casa parado”, insiste.
Él es asalariado, no autónomo como la mayoría de los que esta semana han acudido a la protesta. “Fíjese cómo estará la situación que yo soy obrero y estoy aquí protestando como el resto. Con lo que le dan a mi pobre jefe, cómo va a pagar mi salario”, se pregunta.
Es uno de los más veteranos de la caravana de Astasa, por lo que es un testigo de excepción de cómo se ha deteriorado el sector. “El precio de los portes es lo que nos quieran pagar. Ahora la ruta Salamanca-Barcelona cuesta lo mismo que hace 25 años con la diferencia de que entonces el gasoil estaba a entre 80 y 90 pesetas —48 y 54 céntimos—”.
Como muchos de los transportistas que salieron ayer a la calle Marcelino está en su fase final, desde el punto de vista profesional. Tiene 64 años y no se ha jubilado porque no ha podido, por lo que tendrá que aguantar otro año más con el volante. “Mi hijo es chófer y no quiere ni oír hablar de ser autónomo. Si yo hubiera podido, ya estaba más que retirado”, confiesa antes de recorrer la capital haciendo sonar la bocina junto al resto de sus compañeros para visibilizar la pésima situación por la que atraviesa el castigado sector del transporte.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a B. H.. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.