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Jueves, 24 de febrero 2022, 19:09
La eterna reforma de la plaza de los Bandos comenzó sobre el papel en 1980, con un anteproyecto vinculado a la construcción de un aparcamiento subterráneo. Desde entonces, se han sucedido hasta seis diseños diferentes, ninguno de los cuales se ha llegado a ejecutar.
Pese a hallarse fuera del área inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad, su remodelación y algunas de las iniciativas vinculadas a ella han hecho que en 42 años no haya sido posible emprender más obra que la necesaria para un estudio arqueológico. No fueron, sin embargo, los resultados de aquella excavación los que llevaron a desechar el parking subterráneo, sino la fuerte oposición de una parte de la ciudadanía y, sobre todo, las amenazas de la Unesco.
Dado que solo con mencionar la más mínima intervención en esta plaza brota de nuevo la división entre la ciudadanía haciendo honor al nombre con el que fue “bautizada”, durante el pasado mandato el Ayuntamiento acordó constituir un grupo de trabajo con representantes de todos los grupos políticos y de las instituciones implicadas para tratar de definir con el mayor consenso posible la futura imagen de los Bandos.
Después de que el exalcalde Julián Lanzarote lo incluyese en su programa electoral de 1995, el primer tropiezo fue el 31 de julio de 1997. Tras sucesivas protestas vecinales, el Pleno declaró desierto el concurso para la construcción y posterior concesión de un aparcamiento subterráneo en esta plaza. No fue por falta de interés de las empresas, sino “por razones de interés público de ejecutar el aparcamiento en sitio tan singular”. Las presiones fueron tales que el entonces regidor compareció con todo su equipo para renunciar públicamente a la iniciativa.
La idea no murió; seguía latente. Así, es en 2005 cuando el exalcalde Julián Lanzarote la desempolva y vuelve a impulsar la construcción del parking “no por capricho, sino por necesidad”. Tres años después llega a adjudicarse a una unión temporal de empresas la obra y la futura gestión del aparcamiento. Y es en 2010 cuando, a través del concejal Salvador Cruz, el Consistorio anuncia su renuncia, por segunda vez, al parking ante el rechazo por parte de la Unesco y pese a las reticencias de Lanzarote. Pero la reforma de la plaza, sin tocar el subsuelo, vuelve a ponerse sobre la mesa en el mandato de Alfonso Fernández Mañueco. Desde entonces se han planteado varias propuestas y ninguna ha calado.
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