La panadería que nació por una enfermedad

“Tiene celiaquía”. Es la problemática a la que cada vez se enfrenta más gente y que supone un giro de 180º en la vida de todos aquellos que son intolerantes al gluten y a la lactosa. Este cambio tan brusco ya no solo se da por el mero hecho de que tienen que acostumbrarse a una dieta sin restricciones, sino porque, además, implica que tengan que pasar de llevar una vida social sin privaciones a dejar de hacer algunos planes que solían hacer antes con total normalidad.

Este diagnóstico, que, habitualmente, suele ser ‘ignorado’ por mucha gente, pasó a estar en primera línea en Salamanca en el momento en el que Carlos Sánchez Carroll y su mujer, Soraya San Juan, cumplieron su sueño hace dos años. Todo empezó a raíz de que a su hijo, José Carlos, le diagnosticaran celiaquía con apenas 14 años. Su rutina empezó a limitarse: ya no podía comer de todo y, para cambiar su alimentación, tenía que recurrir a las panaderías de otras provincias porque, en la ciudad, no había un sitio en el que poder comprar lo que podía consumir.

La motivación de querer ayudar a todas las personas que sufrían esta enfermedad hizo que abrieran el único negocio de Salamanca para celiacos. “Esta apertura supuso que cumpliéramos un sueño, pero también la unión de nuestra familia”, asegura Carlos Sánchez para LA GACETA, que antes trabajaba como funcionario en el Ayuntamiento de Badajoz y pasaba menos tiempo con su familia debido a su rutina laboral. Ahora, todo el tiempo que ha invertido en ayudar a los que le rodean le han llevado a ser elegido mejor obrador del año por la Federación de Asociaciones Celiacos de España (FACE). “Empezar fue muy duro. Este reconocimiento ha reforzado nuestra moral porque han sido nuestros clientes los que nos han elegido como referentes”, asegura Carlos Sánchez.

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