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Lunes, 6 de febrero 2023, 16:03
La profesora de Medicina, Eva Szabella y su hijo y estudiante para operario de ambulancia, Balázs Szabella, acompañados de 22 compañeros, se subieron a un avión desde Budapest con rumbo a la capital salmantina para conocer el nuevo Hospital de Salamanca y cómo ... funciona la sanidad en España.
Entre el grupo había radiólogos, enfermeros, operarios de ambulancia, una doctora y un ginecólogo. Guiados por la directora de Enfermería de Salamanca, Verónica Sánchez y algunos supervisores de área como Rosana Martín, Olga Corral o Héctor Gómez, los húngaros emprendieron la visita por los departamentos de obstetricia, pediatría y el laboratorio.
Tan solo al pisar la recepción del nuevo Hospital, los estudiantes extranjeros miraban cada detalle de la infraestructura con caras de sorpresa. “Este Hospital es muchísimo mejor que los que tenemos en Hungría. Allí todos son muy antiguos. El más moderno se construyó en 1974”, comentaba Balázs.
La primera parada fue el bloque obstétrico. Una vez allí, los sanitarios salmantinos explicaban que el Hospital de Salamanca acoge aproximadamente unos 130 partos al mes, de los cuales, solo el 20% se hacen por cesárea. Este fue un dato abrumador para el grupo de turistas, que declararon que, en Budapest, más del 35% son cesáreas.
Pero sin duda, lo que acaparó todas las miradas fue la bañera en una de las salas paritorias. El nuevo hospital ha incorporado esta novedad para brindar la oportunidad de dar a luz en el agua a aquellas mujeres que lo deseen. Los enfermeros declaraban que aún no se había puesto en marcha, pero que pronto lo harían, una nueva propuesta que en las mentes de los húngaros parecía increíble.
Mientras el grupo se dirigía al siguiente punto de la visita: pediatría, Verónica Sánchez explicaba que el hospital se dividía entre los pasillos para los profesionales, y los pasillos para los pacientes. De esta forma, las zonas de paso no se veían obstruidas. “Este hospital parece de película”, comentaba uno de los estudiantes. “El departamento de pediatría ocupa lo mismo que todo nuestro hospital”, decía Balázs riendo. Explicaba que allí “hay listas de espera de meses, no existe la cita por teléfono y normalmente el hospital, al ser mucho más humilde, está lleno de pacientes”.
Sin embargo, el punto favorito de la visita fue el laboratorio, donde todo funciona de manera automática. Los estudiantes observaban asombrados cómo las muestras de orina y de sangre se movían sin ayuda humana a través de unas cintas que recorrían toda la sala. “En Hungría hay laboratorios ‘pequeñitos’ y no se encuentran en las inmediaciones del hospital”.
Parece que la visita guiada alrededor del Hospital se hizo corta, pues al finalizarla, Balázs y sus compañeros preguntaron a los sanitarios si sería posible recorrer también el departamento de urgencias.
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