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La escalera noble de la Pontificia, de García de Quiñones.
Interior de La Clerecía.

La historia desconocida de una de las joyas arquitectónicas de Salamanca

El edificio de la calle Compañía de la Universidad Pontificia de Salamanca se puede recorrer con visitas guiadas que acercan la historia y el arte del conjunto monumental

Sábado, 28 de agosto 2021, 14:06

Referente cultural y educativo, la Universidad Pontificia también es una de las joyas más ilustres y visitadas de la Salamanca monumental.

Aunque hoy en día la iglesia de La Clerecía y todo su conjunto arquitectónico formen parte la Universidad Pontificia, en sus inicios fue el Real Colegio del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús. En agradecimiento a la importante labor desempeñada por los Jesuitas, la reina Margarita de Austria mandó construirles este edificio. El proyecto de la reina pretendía levantar una edificación de casi 20.000 metros cuadrados, pero debido a problemas económicos acabó ocupando 7.967 metros. La congregación religiosa tuvo que esperar 137 años para poder ver finalizada la obra y hacer uso del lugar, hasta que Carlos III, en 1767, expulsa a los Jesuitas de España. A mediados del siglo XIX, tras la vuelta de los religiosos a España, regresan al edificio, que se encuentran en muy mal estado. Con la creación de la Universidad Pontificia, de mano de Pío XII, fue recuperando su estado original. En la actualidad, todo el conjunto monumental está bajo su custodia y la de la Diócesis de Salamanca.

Cúpula de la iglesia de La Clerecía.

El conjunto arquitectónico, además de historia y pasado, guarda entre sus paredes grandes joyas del barroco español. El Aula Magna, también llamada Aula General de Teología porque acogía antiguamente las disputas públicas sobre esta titulación, es una de las salas con más presencia barroca del edificio. Obra de García de Quiñones, quien también fuera uno de los diseñadores de los planos del Real Colegio, logró un efecto original y de gran riqueza artística gracias al conjunto de yeserías y pinturas en la bóveda. El Aula Magna también está reservada para actos como la apertura oficial de curso universitario o la investidura de doctores honoris causa.

Junto a ella, está la escalera noble, también obra de García de Quiñones, que impresiona a la vista por los estucos y los escudos de armas de Margarita de Austria, que decoran el techo de la escalera, el cuadro de la Veneración de los Austrias y las paredes en las que están pintados de rojo los vítores de los obispos que han estudiado en la Universidad Pontificia.

Otro de los emplazamientos que se pueden conocer en las visitas guiadas que se realizan por la sede pontifica es el imponente Claustro de los Estudios, una de las obras arquitectónicas barrocas más perfectas del mundo debido a la riqueza en los detalles, el refinamiento y el buen gusto de sus autores, otra vez, quién si no, García de Quiñones y Joaquín de Churriguera.

Claustro de los Estudios, una de las joyas barrocas de la Universidad.

Recorriendo los pasillos de la planta principal del Claustro hay tiempo para hacer un alto en el camino y disfrutar de la serie iconográfica Vita Ignatii, que narra la vida de San Ignacio de Loyola a través de 28 lienzos del pintor napolitano Sebastiano Conca, inspirados muchos ellos en la obra de Rubens.

Con especial interés se visita al final del recorrido la iglesia de Espíritu Santo, conocida comúnmente como La Clerecía. Alberga en su interior un magnífico retablo central barroco, obra de Juan Fernández, presidido por la Venida del Espíritu Santo y la imagen de la Virgen con San Ignacio de Loyola. Además, destaca la enorme cúpula del crucero.

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