Borrar
Emigrantes españoles a Bélgica esperan alineados con sus maletas en un control
La emigración española a Bélgica contada por cuatro salmantinos

La emigración española a Bélgica contada por cuatro salmantinos

José de Juanes, Luisa Martínez, Marcos Lucas y Carmen Sánchez explican su experiencia lejos de tierras charras, donde nacieron todos ellos

Miércoles, 17 de noviembre 2021, 14:33

Españoles arremolinados con sus maletas en una estación de Bruselas, churreros en un pequeño local bruselense y recuerdos en blanco y negro son algunas de las imágenes que el Museo de la Inmigración en la capital belga muestra en una exposición fotográfica dedicada a unos inmigrantes que empezaron a desembarcar en Bélgica hace ya más de medio siglo.

José de Juanes, salmantino de Béjar, de 76 años fue a trabajar a las minas de la región de Valonia, gracias a la información de un paisano; Luisa Martínez, del barrio de Pizarrales, se fue a Flandes por amor y allí sigue, aunque no con la misma persona; Marcos Lucas, que trabajaba en los altos hornos de Vizcaya, recibió trabajo en la industria metalúrgica y sigue en Bruselas, ya jubilado; Carmen Sánchez, salmantina de Fuenteguinaldo, cumplirá en noviembre tres décadas desde su llegada a Bruselas. Ella, “plenamente charra” como dice, fue para aprender francés, pero se quedó por amor. Es el ‘alma mater’ de los extranjeros en Bruselas, da clases de folclore charro en Molenbeek, se presenta como “la impulsora de moverse en bicicleta” en la ciudad y regenta una tienda de productos solidarios. Los cuatro narran sus experiencias a este periódico.

Manuel Iglesias y otros fotógrafos captaron imágenes de los españoles marchando a la inmigración a Bélgica y otros países | ABC

Carmen Sánchez trabaja en el barrio de Molenbeek donde realiza animaciones socioculturales y enseña folclore charro

Carmen Sánchez cumple este noviembre treinta años en Bélgica. Trabajadora social en barrios como el de Molenbeek, tristemente famoso lugar de donde salieron parte de los terroristas que atentaron en París en noviembre de 2015 y en la capital belga unos meses después, en marzo de 2016. “Soy y no soy el mejor ejemplo porque yo trabajo allí, conozco las calles y trabajo con gente de ese barrio todo el tiempo; tengo animaciones socioculturales y enseño a las mujeres folklore charro, instrumentos de percusión o a andar en bicicleta por la ciudad”. Su percepción es que “este barrio no es ni mejor ni peor pero los guetos nunca son buenos, la concentración magrebí es muchos más importante pero algunos marroquíes, por ejemplo, han desertado y te dicen que se van porque el barrio no es lo que era”.

Marcos Lucas salió hacia Bruselas ‘por esas cosas de juventud’ ya que tenía trabajo en Zumárraga. Y en la capital belga se quedó

Marcos Lucas Alonso salió desde la comarca de Tábara hasta Bruselas para trabajar en la industria metalúrgica. “Fueron cosas de juventud. Yo estaba trabajando en Zumárraga en Guipúzcoa cuando uno un pariente, un jesuita que vino a Lovaina a hacer un doctorado, me animó para ir para allá y fui. Yo tenía 20 años. Los padres te mandaban para el norte o Madrid. Empecé a trabajar a los dos días en los mismo que trabajaba en Zumárraga, de tornero ajustador y estuve hasta que me jubilé. Me fui en el 65 y ahora tengo 76 años”.

En la exposición en el Museo de la Inmigración de Bruselas, esta joya: fabricando churros para acordarse de España

Allí conoció a su mujer, Josefa Haba, una extremeña con la que ha tenido tres hijos y cuatro nietos -tres chicos y una chica-. Una hija estudió Derecho en Salamanca. “Cuando llegué me encontré a muchos españoles, de Salamanca, Andalucía..., era un ambiente muy bonito, no como ahora que hay más egoísmo”, relata con nostalgia. “Al principio, lo que había era una solidaridad tremenda entre todos los españoles que habíamos ido a buscar trabajo. Nos ayudábamos entre todos”. Ahora ya jubilado trabaja en el huerto que tiene cerca de su casa.

José de Juanes encontró trabajo en las minas de Valonia. “Muy duro pero estaba muy bien pagado”

José de Juanes es el más veterano de los entrevistados. El bejarano de 84 años fue a trabajar a las minas de la región de Valonia. “No teníamos trabajo y aquí lo había por lo que no me lo pensé mucho. Enseguida y gracias a unos paisanos que habían venido antes encontré trabajo en las minas. Era una profesión muy dura pero estaba muy bien pagada”.

Los españoles se reunían en Bélgica en bares regentados por paisanos suyos

José también se quedó a vivir en Bélgica. “Llevo aquí más de cincuenta ños. Me casé con una madrileña y tenemos cinco hijos y siete nietos”. Regresa muy poco a casa “Algunas veces en vacaciones, pero ya soy muy mayor y tengo pocas ganas”. También frecuentó los bares españoles donde jugaba a las cartas y veía los partidos de su Atlético de Madrid.

Luisa Martínez (nombre ficticio ya que aunque cuenta su historia no quiere que se sepa que es ella), es salmantina, del barrio de Pizarrales. Lleva veintisiete años en Bruselas adonde su fue “por amor”. “Vine a aprender francés y me quedé porque aquí estaba mi novio. Los primeros años fueron muy felices, pero nos dejamos por una mala situación y estuve a punto de volver a Salamanca, pero antes me metí en un grupo de acción social que me enganchó y me quedé. Allí conocí a mi marido, un extremeño con el que llevo veinticinco años, tenemos dos hijos y somos muy felices”.

Al principio en Bélgica no fue tan bien para Luisa ya que entró a trabajar en una casa de asistenta y no tuvo muy buenos tratos. “Los dueños eran muy celosos de mi trabajo y estabn todo el día encima de mí. Tenía que estar todo el día trabajando y solo descansaba la tarde de los jueves. Luego todo cambió afortunadamente”.

Sigues a Antonio Casillas. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca La emigración española a Bélgica contada por cuatro salmantinos