La despoblación ha empobrecido a Salamanca un 27% desde 1950

El problema de la despoblación cuesta a Salamanca anualmente desde 1950 medio punto en crecimiento económico respecto a la media del país. Un coste muy elevado y que ha significado desde entonces que la economía salmantina haya experimentado en el periodo de 1950 a 2017 un 27% menos de incremento que el conjunto del país. Así lo demuestra un estudio realizado por Funcas, el centro de análisis de las antiguas cajas de ahorro de España, que por primera vez pone cifras a la repercusión que tiene la pérdida de habitantes que sufren una veintena de provincias.

La situación de Salamanca se encuentra entre las más preocupantes del país, según Funcas. Desde 1950 la disminución de la población ha sido continua, a excepción de la primera década del siglo XX, lo que ha supuesto que Salamanca sea considerada una de las 11 provincias de España donde urge adoptar medidas cuanto antes que reviertan el declive. En este grupo también se encuentran Ávila, Cuenca, León, Zamora, Lugo, Orense, Segovia, Palencia, Soria y Teruel.

El estudio dirigido por Eduardo Bandrés y Vanesa Azón expone que, dejando aparte a la capital salmantina, el resto de la provincia ha perdido más del 40% de la población respecto al nivel máximo alcanzado y la densidad de habitantes en 2019 está por debajo de los 16 habitantes por kilómetro cuadrado. Factores a lo que se añade que la población de más de 65 años representa más del 25% del total y que el porcentaje de jóvenes ha bajado al 17%.

El impacto de la crisis demográfica en la economía es devastador. Mientras que España creció a un ritmo del 3,7% de media al año desde 1950, Salamanca lo hizo por debajo del 3,2%. Medio punto menos que ha supuesto que hasta 2017 el valor añadido bruto (VAB) —indicador que, a diferencia del PIB, no incluye el impacto de los impuestos indirectos— haya experimentado una subida un 27% inferior a la del país.

La despoblación también ha traído consigo un proceso de destrucción del empleo, focalizado en el sector agrario, y que no ha sido compensado de manera adecuada con la creación de puestos de trabajo en otros sectores, como ha ocurrido en las provincias que han ganado población desde mediados del siglo XX.

Los únicos datos positivos del estudio apuntan a que Salamanca dispone de una baja tasa de paro, en parte por el escaso peso de la población joven en su pirámide demográfica, además de que el VAB per capita sube al repartirse la riqueza de la provincia entre menos personas.

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